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Cómo proteger tu plan de futuro en caso de dependencia

Anticiparse y trazar un plan es vital para asegurar el futuro

España es uno de los países más longevos del mundo. Según la OCDE, para el año 2050, nuestro país será el segundo con más personas mayores de 65 años por cada cien habitantes. ¿Qué implicaciones tiene vivir más años? ¿Nos estamos preparando personal y financieramente?

Numerosos estudios hablan de que la longevidad nos está llevando a hablar de una nueva forma de envejecer que está haciendo que lleguemos a la jubilación más activos y con más ganas de hacer más cosas, es decir, estamos envejeciendo mejor. Pero, por el otro lado, estos estudios también nos dicen que es en la etapa tardía cuando más probabilidades tenemos de sufrir alguna dependencia que pueda comprometer nuestra autonomía y capacidad para ser independientes en el día a día.

¿Qué pasaría si desarrollo una dependencia?

Según la ley, la dependencia es el estado de carácter permanente en el que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria.

En la actualidad, en España hay más de 1,4 millones de personas dependientes, una cifra que se incrementa año tras año, tal y como reflejan las estadísticas del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

Este estado afecta a todas las esferas de nuestra vida y a nuestros familiares, y tiene un impacto que va más allá de la parte personal, profesional y social, también impacta en nuestros bolsillos. La dependencia afecta a nuestros planes financieros porque, en la mayoría de los casos, conlleva un incremento del gasto.

Según los datos del Ministerio, de los 1,4 millones de personas dependientes, hay cerca de 200.000 que no reciben ningún tipo de ayuda y, según el Observatorio para la Dependencia, el tiempo medio para la tramitación de un expediente para recibir las ayudas puede llegar hasta los 421 días. Y estas ayudas oscilan entre una media mensual de entre 236 y 333 euros.

Evidentemente, todos esperamos no llegar a esa situación, de la misma forma que esperamos no sufrir un incendio en nuestra vivienda ni un accidente de coche. Pero si se llega a producir, ¿cómo mantendríamos nuestro nivel de vida y el de nuestra familia? ¿Nos hemos planteado cuál es el coste económico que tendría? ¿Cómo podemos garantizarnos los mejores cuidados? ¿Estamos planificándonos en la actualidad para poder cubrir ese escenario si se produjera?

Responder a estas preguntas es relevante para estar preparados y ganar tranquilidad respecto a nuestro futuro. Como explica Jaime Aguilar, socio de Asesoramiento patrimonial de Abante, es fundamental trazar un plan de previsión en el que pensemos en un posible escenario en el que se reducen los ingresos de la unidad familiar: “Hay que pensar si me pasa a mí o le pasa a mi cónyuge, para cuantificar cuánto dinero perdería la unidad familiar. Después, habría que cuantificar las necesidades que tendrá la familia para poder cubrirlas a través de un seguro, ver qué seguro necesitamos y qué cantidad deberíamos asegurar en función de nuestras circunstancias”.

Anticiparse, ver todos los escenarios posibles y trazar la estrategia financiera y de inversión que más se ajuste a nuestras preocupaciones, circunstancias y objetivos es fundamental para proteger nuestro proyecto biográfico, y el de nuestra familia.

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