Una industria de fondos de costes ajustados y mayor competitividad
El crecimiento exponencial que ha vivido la industria de los fondos de inversión desde 2008 se ha saldado con una serie de cambios en el sector, entre los que destaca una mayor oferta de productos, la irrupción de fondos cotizados (EFT por sus siglas en inglés) y de nuevos jugadores de perfil digitalizado, y una progresiva y constante reducción de los costes de gestión. Así, según un estudio publicado por ESMA, el regulador europeo de los mercados financieros, de 2012 a 2021 los costes medios de los nuevos fondos de inversión se han reducido un tercio, al pasar del 1,55% anual a poco más del 1,1%.
El montante de esa factura está integrado principalmente por la denominada comisión de gestión, pero también por otros gastos, como las comisiones de depósito y custodia, comisiones de suscripción o de reembolso anticipado y comisiones de éxito, además de costes propios de la operativa de compraventa de acciones, bonos y derivados. Un conjunto de gastos que se calculan cada año sobre el total del capital invertido, lo que repercute en la rentabilidad del producto y resulta especialmente gravoso para el bolsillo del pequeño inversor.
La suave caída de los costes de los fondos de inversión se explica en buena parte por razones de economía de escala relacionadas con el enorme crecimiento que ha experimentado la industria, pero también por la presencia cada vez más importante de fondos de gestión pasiva, como los ETF, que replican la evolución de índices financieros con comisiones muy baratas, los brókers digitales o los asesores automatizados, cuyo coste de gestión es mucho más ajustado que en el caso de los vehículos de gestión activa. Pese a ello, la factura que paga el inversor europeo de fondos sigue siendo mucho menos competitiva que la que abona un estadounidense, lo que demuestra que todavía existe margen para ajustar los costes y aumentar la competitividad de la industria.
La optimización del costes de los fondos constituye un paso adelante en un sector que en general no se ha caracterizado precisamente por su transparencia en este ámbito. La ESMA ha instado en más de una ocasión a los reguladores nacionales, en España la CNMV, para que extremen el control sobre posibles gastos ocultos y no justificados en algunos de estos vehículos, por lo que el crecimiento de la oferta y una competencia cada vez mayor son factores que contribuirán a ajustar cada vez más los costes y a aumentar la transparencia.