Transportes supo del problema de los trenes de Cantabria y Asturias en 2021 y prevé ahora su llegada en 2026
Pide a CAF un calendario para intentar estrechar los plazos
No se reconocen grandes errores en la crisis de los trenes para las redes ferroviarias cántabra y asturiana. Sí falta de diligencia y se asegura que no se ha malgastado un solo euro público. Lo que también ha admitido esta tarde el secretario de Infraestructuras, Xavier Flores, es que Renfe y Adif conocían el problema del diseño del material rodante encargado a CAF desde 2021.
El alto cargo del Ministerio de Transportes ha dirigido en Santander una sesión de trabajo junto a representantes de las empresas públicas, la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria y de los Gobiernos cántabro y asturiano, de la que salió un compromiso para la puesta en circulación de la flota de ancho métrico: 2026, lo que implica dos años de retraso. Las primeras unidades iban a salir de fábrica en 2024.
Desde Transportes se ha pedido a CAF un cronograma para “saber si se pueden ajustar los plazos”. El contrato deberá reformulase, nunca relicitarse, reconociéndose también un posible encarecimiento del mismo por la subida de las materias primas.
Xavier Flores explicó a sus interlocutores que el retraso se debe a “una discusión técnica y compleja que podría haber sido más diligente” para adaptar los trenes a la infraestructura. También matizó que en ningún momento se iban a construir trenes “más grandes que los túneles”, sino más pequeños, al tiempo que subrayó que “buscábamos el mejor posible”.
Desde el Gobierno se ha indicado que el crédito del de 150 millones del BEI para la compra de este material rodante no corre riesgo por la demora. Renfe ha informado a su acreedor “y no se ha visto preciso renegociar el acuerdo de financiación”, afirmó el Ministerio.
El departamento que lidera Raquel Sánchez está llevando a cabo una auditoría en Renfe y Adif “para analizar el origen del problema y evitar que se repita”.
Problema de medidas
La crisis saltó a los medios la semana pasada, cuando el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, se quejó de un problema técnico que iba a retrasar notablemente la llegada de los nuevos trenes de ancho métrico. Estos debían salir de la factoría de CAF y rodar en Cantabria, Asturias, País Vasco, Galicia, Castilla y León y Murcia.
Renfe publicó en enero de 2019 los pliegos para la compra de 31 de estas unidades, que debían respetar los gálibos expresados en la declaración de red que publica Adif. En el caso de Cantabria, el documento remite a la Orden FOM/1630/2015, de 14 de julio, por la que se aprueba la Instrucción Ferroviaria de Gálibos.
Para atender esta inversión, Renfe tuvo acceso a 150 millones de crédito del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y adjudicó el contrato a la citada CAF en junio de 2020. Con este encargo abrió un programa de renovación de flota que ha superado los 5.000 millones. Los 31 trenes de ancho métrico, junto a seis unidades alpinas, ascendieron a 258 millones de euros, lo que incluye el mantenimiento durante 15 años.
Fue en enero de 2021 cuando el fabricante comunicó a Renfe que los gálibos reales de la infraestructura no coincidían con los del pliego. Y solo dos meses después la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria constató el error. Con ello, arrancó un proceso en busca de soluciones, que concluyó con la decisión de adaptar los nuevos trenes a las medidas de los que ruedan en la actualidad. Se hace a través de lo que se denomina método comparativo, que debía ser normalizado por la Agencia de Seguridad Ferroviaria.