Las acciones europeas harán frente al resurgir de los bonos
La posición dominante de que goza la renta variable en Europa podría tener sus días contados
La enérgica contracción monetaria por parte de los bancos centrales para combatir la inflación podría alimentar un resurgir de la renta fija. Es probable que esto ocurra en EE UU. Pero en Europa las acciones siguen siendo la mejor apuesta.
Cuando el dinero barato inundaba el sistema financiero occidental no quedaba otra que invertir en acciones. Entre 2013 y 2022, el índice S&P 500 de las grandes corporaciones estadounidenses cotizadas arrojó una rentabilidad anual media del 13% para los inversores, incluida la reinversión de dividendos. Esto supera ampliamente el retorno del 2,52% de la renta fija privada emitida por esas mismas empresas. Lo mismo ocurría en Europa, donde el Stoxx Europe 600 dio una rentabilidad anual del 8,1% frente al 0,8% de la deuda local de grado de inversión.
En 2023, el mundo es muy diferente. Las rondas de subidas agresivas de tipos por parte del BCE y la Fed han llevado la rentabilidad de la deuda del Estado de referencia a máximos de varios años. En Estados Unidos, el tipo de los fondos federales se encuentra ahora mismo entre el 4,25% y el 4,50%, el nivel más alto en 15 años. Esto hace más atractiva la renta fija frente a la variable.
El rendimiento de las ganancias del S&P 500, que mide los beneficios de una empresa respecto al precio de sus acciones, se sitúa en el 4,83%, apenas 30 puntos básicos sobre el tipo de los fondos federales. Ese margen se queda lejísimos de la prima de 400 puntos básicos que ofrecían las acciones para quien se arriesgase a invertir en acciones volátiles en vez de mantener su liquidez o invertir en bonos.
Europa es otro cantar. El rendimiento de las ganancias del índice Stoxx Europe 600, actualmente en el 7,6%, supera en más de 500 puntos básicos la rentabilidad del 2,2% que da el bono alemán a 10 años. Esto se debe en parte al hecho de que el BCE anda rezagado con respecto a la Reserva Federal en sus subidas de tipos. Pero también influye el hecho de que las acciones europeas están más baratas que las estadounidenses. La posición dominante de la que goza la renta variable europea podría tener sus días contados. Si la recesión es más suave de lo que se espera, el BCE podría cerrar la brecha entre las rentabilidades de acciones y bonos con alzas de tipos más pronunciadas. Para los inversores, sin embargo, es demasiado pronto para subirse al carro de los bonos europeos.