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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La banca tiene un margen prudente para irrigar con crédito la economía

CINCO DÍAS

El cambio de ciclo de la política monetaria del BCE en 2022, que se ha traducido en cuatro subidas de tipos de interés en un año, eliminó de un plumazo la era del crédito barato y las facilidades de financiación e inauguró una etapa de más sobriedad, mayor exigencia en términos de riesgo crediticio y condiciones contractuales sustancialmente más severas. Los últimos datos del Banco de España y del BCE muestran en los últimos meses un creciente endurecimiento de las condiciones de concesión de las hipotecas, créditos al consumo y créditos a las empresas. Los datos, que auguran un 2023 marcado, al menos inicialmente, por la contracción crediticia, evidencian que la política monetaria antinflacionista de Fráncfort ha pasado factura al mercado del crédito, y no solo por la mayor exigencia de las entidades a la hora de aprobar operaciones, sino también por el retraimiento de la demanda. Así, en torno al 50% de la banca española reconoce haber restringido la financiación a empresas y familias.

La estrategia defensiva del sector financiero no deja de ser el reflejo razonable de una coyuntura económica teñida de incertidumbre, marcada por la inflación y fuertemente condicionada por un horizonte de más alzas en los tipos de interés. Tanto Fráncfort como el Banco de España han llamado varias veces a la prudencia a las entidades, al insistir en la importancia de aumentar las provisiones y al alertar del riesgo que supone el exceso de confianza. Aunque los niveles de mora que soporta la banca se han mantenido hasta el momento en límites manejables, el temor a una posible cascada de impagos persiste y no puede descartarse en un análisis serio de los riesgos financieros. En el marco de ese escenario, se encuadra el acuerdo que el Gobierno ha firmado con el sector para aliviar el pago de las hipotecas a las familias más desfavorecidas.

Pese a que la banca debe manejar su riesgo con prudencia, la salud de los balances, que fueron especialmente reforzados durante la pandemia, y las buenas perspectivas del negocio, con márgenes mucho más generosos que en los últimos años, apuntan a que existe cierta capacidad de maniobra en la concesión del crédito. Aunque las previsiones macro para principios de año comienzan a mejorar, la contracción de la financiación puede agravar las perspectivas de una economía inmersa en un ritmo de desaceleración. Por eso, la gran tarea de la banca para este año que empieza consiste en tratar de buscar un punto de razonable equilibrio que permita canalizar el crédito, de forma controlada y sin riesgos excesivos, hacia una economía que necesita financiación para poder salir de la crisis.

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