Brasil investiga quiénes fueron los cabecillas del asalto al Congreso, palacio presidencial y Supremo
La policía retoma el control de las sedes de los tres poderes
Las autoridades brasileñas han comenzado a investigar el peor ataque contra las instituciones del país desde el restablecimiento de la democracia hace cuatro décadas, y el presidente Luiz Inácio Lula da Silva prometió llevar ante la justicia a los responsables de los disturbios.
El domingo, siete días después de la investidura del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, miles de manifestantes partidarios del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro invadieron el Tribunal Supremo, el Congreso y el palacio presidencial y rompieron ventanas, volcaron muebles, destruyeron obras de arte y robaron la Constitución original de 1988. Ha sidon la mayor agresión a los poderes democrátivos desde el golpe de Estado de 1964. Cuatro horas y media después del inicio del ataque, los agentes antidisturbios retomaron el control de las sedes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Los extremistas entraron violentamente, destruyendo todo lo que se encontraron a su paso, en un intento de golpe de Estado contra el nuevo presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. El objetivo de los asaltantes era forzar la intervención militar de las Fuerzas Armadas para derrocar a Lula, quien asumió la Presidencia de Brasil el pasado día 1 y que se encontraba de viaje en la ciudad de Araraquara, en el estado de Sao Paulo.
Lula reaccionó ordenando la intervención de los organismos de seguridad del Distrito Federal, región donde se encuentra Brasilia, y desplegando fuerzas federales para ayudar a expulsar a los golpistas de las instituciones. En un pronunciamiento desde Sao Pulo, Lula afirmó que los "vándalos fascistas" que invadieron las sedes del Parlamento, el Supremo y la Presidencia serán "encontrados" y "castigados". "Vamos a intentar descubrir quién ha financiado esto", dijo. El mandatario culpó de la situación a los discursos de Bolsonaro "estimulando" las manifestaciones golpistas y aseguró que los "fascistas" serán llevados a la justicia, así como los patrocinadores del ataque.
Poco antes del anuncio de Lula, el secretario de Seguridad de Brasilia, Anderson Torres, quien fue ministro de Justicia en el Gobierno de Bolsonaro, fue destituido de su cargo. Posteriormente, un juez de la Corte Suprema de Brasil apartó de su cargo al gobernador del Distrito Federal de Brasilia, Ibaneis Rocha, por 90 días. El juez, que atendió una petición de aliados de Lula, indicó que "la escalada violenta" contra la sede de los tres poderes "solo podía ocurrir con la anuencia, y hasta la participación efectiva," de las autoridades competentes por la seguridad pública e inteligencia.
Los aliados de Lula culpan a Bolsonaro de inflamar a sus partidarios tras una campaña de acusaciones infundadas sobre fraude electoral tras el final de su gobierno marcado por un populismo nacionalista. El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro negó su responsabilidad en el asalto a las instituciones. Más de siete horas después del ataque a los edificios públicos, aseguró que durante su mandato "siempre" ha cumplido con la Constitución, "respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y la sagrada libertad". "Además, repudio las acusaciones, sin pruebas, que me atribuyó el actual jefe del Ejecutivo de Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva)", ha escrito el exmandatario en una serie de mensajes publicados en su perfil de la red social Twitter. Bolsonaro ha comparado los hechos acontecidos este domingo con las "manifestaciones convocadas por al izquierda", asegurando que "escapan la regla",
Los bolsonaristas radicales no reconocen la victoria en las urnas de Lula, quien en la segunda vuelta del 30 de octubre ganó con el 50,9% de los votos válidos frente al 49,1% de Bolsonaro.
Los manifestantes, vestidos con banderas de Brasil y camisetas con los colores verde y amarillo, se habían concentrado este domingo frente al Cuartel General del Ejército, en el centro administrativo de Brasilia, y marcharon hasta la Explanada de los Ministerios, donde decenas de participantes encaramaron al edificio sede del Congreso. Patrullas de la Policía Legislativa, que vela por la seguridad en el Congreso, fueron atacadas y las barreras que acordonaban las sedes de los tres poderes fueron destruidas por los manifestantes.
Ante la inacción de la Policía capitalina, quebraron los vidrios de los edificios de palacios, considerados patrimonio de la Humanidad, y los invadieron causando destrozos en su interior. Más tarde dirigieron a la sede presidencial y a la del Supremo, donde han invadido el plenario del tribunal.
Las protestas de este domingo fueron convocadas por los grupos bolsonaristas que llevan acampados frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia desde el día posterior a las elecciones. Los simpatizantes de Bolsonaro acamparon frente a diferentes cuarteles de las Fuerzas Armadas brasileñas para exigir un golpe de Estado para "salvar Brasil" y deponer a Lula, vencedor de las elecciones de octubre de 2022.
En más de dos meses de concentraciones, los radicales han protagonizado varios hechos violentos, entre ellos un ataque a una sede policial y un intento frustrado de colocación de un explosivo cerca del aeropuerto de Brasilia, hace dos semanas.
Tras el asalto, y según las primeras informaciones , hasta el momento hay al menos 300 detenidos, aunque el ministro de Justicia, Flávio Dino, dijo que habrá más arrestos en las próximas horas por los "actos terroristas".
Los actos en Brasilia desencadenaron otros en el país, entre ellos en Sao Paulo, donde la Avenida 23 de Maio, una de las principales de la ciudad, fue bloqueada por bolsonaristas que impiden la circulación de automóviles cerca del aeropuerto de Congonhas.
El episodio vivido este domingo en Brasilia recordó a la invasión del Capitolio de Estados Unidos ocurrida el 6 de enero de 2021 por parte de simpatizantes del expresidente Donald Trump, quien guarda una relación de amistad con Bolsonaro
Acusaciones
Tras estos incidentes, Fávio Dino, el ministro de Justicia afirmó que Bolsonaro es políticamente responsable de los ataques a las instituciones democráticas que han tenido lugar este fin de semana después de semanas de amenazas.
"Políticamente está claro que, en la medida en que hubo una transición conflictiva y que no hubo reconocimiento del resultado electoral y, por el contrario, hubo una instigación a creer en esoterismo, exotismo, tesis extrañas o agresivas, está claro que la responsabilidad política es inequívoca", ha afirmado Dino,
También el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, criticó las acciones de los manifestantes y advirtió de que "deben sufrir con urgencia el rigor de la ley".
Mientras, el portavoz del bloque del Gobierno en el Congreso, Randolfe Rodrigues, abogó por la unión de los demócratas ante este ataque de "terroristas". "Los antidemócratas criminales no pueden andar libremente. No hay que tolerar a los intolerantes. Esperamos la dura aplicación de la ley a todos los implicados en esas acciones", ha indicado.
Reacción internacional
Los líderes políticos de América y Europa han salido en bloque a respaldar al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, tras el ataque de bolsonaristas, desde el presidente de EE UU Joe Biden al presidente francés Emmanuel Macron y el español Pedro Sánchez. El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, ha condenado los ataques a la presidencia brasileña y ha urgido el fin "inmediato" de los asaltos bolsonaristas.
En América Latina, el primero en pronunciarse en redes sociales ha sido el presidente de Colombia, Gustavo Petro, para pedir la aplicación de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA). "Es hora urgente de reunión de la OEA si quiere seguir viva como institución y aplicar la carta democrática", ha publicado Petro en su cuenta en Twitter.
Por su parte, el presidente de Chile, Gabriel Boric, ha tachado de "impresentable" el ataque a "los tres poderes" de Brasil, que ha atribuido a bolsonaristas. Así, ha ofrecido "todo" el respaldo de Chile "frente a este cobarde y vil ataque a la democracia".
Desde Argentina su mandatario, Alberto Fernández, ha expresado su "incondicional" apoyo a Lula frente a "un intento de golpe de Estado". Espera unidad regional ante "esta inaceptable reacción antidemocrática que intenta imponerse en Brasil".
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, condenó las invasiones de bolsonaristas radicales. "Reprobable y antidemocrático el intento golpista de los conservadores de Brasil azuzados por la cúpula del poder oligárquico, sus voceros y fanáticos. Lula no está solo, cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas de su país, de México, del continente americano y del mundo", señaló el mandatario en su cuenta oficial de Twitter.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, rechazó la violencia generada por "grupos neofascistas" de Jair Bolsonaro. "Rechazamos, de manera categórica, la violencia generada por los grupos neofascistas de Bolsonaro que han asaltado las instituciones democráticas de Brasil", escribió Maduro en su cuenta de Twitter.
En la Unión Europea, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, expresó su "absoluta condena" por el "asalto a las instituciones democráticas" de Brasil, con un mensaje en el que también ha querido dar en nombre del bloque el "pleno apoyo" al actual presidente del gigante sudamericano, Luiz Inácio Lula da Silva.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha sido uno de los líderes que ha mostrado su apoyo a Lula. Sánchez condenado el asalto y ha mostrado su apoyo a su homólogo brasileño y ha instado a recuperar la "normalidad". "Todo mi apoyo al presidente @LulaOficial y a las instituciones libre y democráticamente elegidas por el pueblo brasileño. Condenamos rotundamente el asalto al Congreso de Brasil y hacemos un llamamiento al inmediato retorno a la normalidad democrática", ha escrito Sánchez en un mensaje en Twitter.
También el presidente francés, Emmanuel Macron, ha mostrado su apoyo a Lula. Macron ha señalado que hay que respetar la voluntad del pueblo brasileño y las instituciones democráticas y ofrece el apoyo "inquebrantable" de Francia a Lula.
El presidente de Portugal, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, condenó el "intolerable" e "inaceptable" asalto a las instituciones democráticas en Brasilia. "Esperemos que se reconozca la legitimidad a nivel internacional", agregó Rebel.