En recuerdo de Manuel Abejón
Su labor como presidente de Aena de junio de 1991 a mayo de 1996 fue todo un reto que asumió decidida e ilusionadamente
Aena es una empresa pública española constituida en sociedad anónima que gestiona 46 aeropuertos, 2 helipuertos y 23 aeropuertos en el resto del mundo, ocupando el primer lugar mundial en gestión aeroportuaria. Con un accionariado del 51% –Administración del Estado a través de Enaire y el 49% restante free float–, Aena forma parte del Ibex 35 desde junio de 2015 y, según información actual, sus datos económicos y de tráfico actuales, junto con su brillante gestión, muestran una recuperación espectacular respecto a los que registró durante la pandemia, lo que permite aventurar unos meses venideros muy alentadores.
Los anteriores datos, forzosamente sintéticos, ponen de manifiesto que Aena no solo atiende a un servicio básico para la sociedad española, como infraestructura de transporte y como instrumento imprescindible para la industria turística, sino que también es una empresa económicamente rentable para el Estado. Lejos, muy lejos, quedan ya aquellos últimos años del siglo pasado en los que inició su andadura como organismo autónomo comprometido con una gestión futura e inmediata que iba a exigir estilos de gestión difícilmente compatibles con el comportamiento administrativo, como dirección por objetivos, planificación estratégica, cultura corporativa orientada al cliente y a la calidad, y debidamente aunados con las mejores tradiciones tecnológicas y de servicio.
Todo un reto para aquella época que asumió decidida e ilusionadamente Manuel Abejón Adámez, presidente del ente público Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea de junio de 1991 a mayo de 1996, cuyo reciente fallecimiento ha sentido profundamente el entorno político y empresarial relacionado con la actividad del transporte aére, así como el académico aglutinado en torno a las enseñanzas en su cátedra de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (en su denominación actual) y, de una forma íntima, quienes tuvimos la enorme suerte de conocer y vivir de cerca sus conocimientos, comportamiento, entrega, cercanía y, sobre todo, capacidad para aglutinar equipos profesionales.
Apuntes, documentos y estudios de lo que sería el Gran Barajas, en denominación de su época, han sido uno de los innumerables proyectos que han ocupado su mesa de trabajo en el convencimiento de que, una vez puestos en marcha y culminados, dotarían a Madrid y a nuestro país en su conjunto de una infraestructura básica y decisiva para el desarrollo económico de nuestra comunidad y del resto de España.
Reitero mi pésame más sentido para su mujer e hijos que en varios momentos de la ceremonia fúnebre, celebrada en las cercanías del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, se vieron ilusionadamente sorprendidos porque “agradecimiento y respeto a don Manuel” fue el saludo y despedida unánimes que recibieron de cuantos asistimos a la misma.
Descansa en paz, presidente.
Alfredo Aza es Exdirector de comunicación de Aena