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Preservar los valores, clave para la empresa familiar

¿Cómo pueden tener todos los miembros de familia una visión compartida?

En nuestro país, las empresas familiares representan casi el 90% del tejido empresarial español, generan casi el 70% del empleo total y tienen una facturación que supone casi el 60% del PIB. Unas cifras que convierten a la empresa familiar en una parte esencial de la economía española, pero también del panorama social y, muy especialmente, del familiar y personal.

Esto es así porque, como recuerda Belén Alarcón, socia y directora de Asesoramiento patrimonial de Abante, no hay que olvidar que detrás de cada empresa familiar hay una familia con sus propias circunstancias y unos objetivos y preocupaciones que variarán en función del tipo de empresa, del sector y de los planes de negocio que tenga. Y, principalmente, de la generación familiar en la que se encuentre, del tipo de gobierno que haya en la empresa, de las relaciones familiares y de si todos los miembros de la familia trabajan en la empresa o no.

¿Tienen los mismos objetivos el familiar que es propietario y que también trabaja en la empresa que el que solo es accionista y cobra el dividendo? La respuesta, seguramente, sea que no. Esto es lo que hace que en las empresas familiares las emociones jueguen un papel fundamental.

Hablamos de relaciones personales, de vínculos familiares, de alianzas que se han forjado más allá de la empresa y puede que, también, de rivalidades y resentimientos. ¿Cómo podemos dejar atrás la parte más emocional y personal y que todos los miembros de la familia piensen en la empresa y entiendan que además del ‘yo individual’ hay un ‘yo colectivo’?

“La comunicación y la formación juegan un papel importantísimo”, señala Alarcón. Para garantizar la viabilidad y el futuro de la empresa es fundamental comenzar por lo que une y que todos los miembros de la familia tengan una visión compartida. Y, para eso, el primer paso es profesionalizar las relaciones y la forma de dirigir la empresa y recordar siempre la historia de la familia y de la empresa.

La importancia de formar a las nuevas generaciones

Uno de los principales retos a los que se enfrentan las empresas familiares es su sucesión. Las cifras reflejan que a la mayoría les cuesta sobrevivir a la cuarta generación. ¿Tienen el mismo sentimiento de pertenencia el director que es de la tercera generación que el de la segunda? ¿Comprenden las nuevas generaciones los valores con los que se fundó la empresa? ¿Cómo se puede transmitir la filosofía de la empresa de generación en generación?

En el informe “El poder regenerador de la empresa familiar”, elaborado por KPMG en colaboración con el consorcio global STEP Project y publicado en julio de 2022 por el Instituto de la Empresa Familiar, destacan que “el compromiso de transmitir el legado -mejorado- a la siguiente generación es uno de los factores que condicionan de forma definitiva la manera de comportarse de las empresas familiares”.

En el informe reflexionan sobre cómo están influyendo las nuevas generaciones en el negocio y, en ese sentido, explican que la muestra española presenta una importante proporción de ejecutivos de la generación X -los nacidos entre 1965 y 1980- . En cambio, los millennials -los que nacieron a partir de los 80 y hasta mediados de los 90-, tienen una representación más modesta.

¿Y qué valores se reflejan más en cada generación? “La generación X es la que manifiesta un mayor sentimiento de identidad con la empresa familiar y un elevado grado de vinculo o apego emocional al negocio. Por su parte, los millennials están más enfocados en la innovación y muestran una orientación a la asunción de riesgos más pronunciada que el resto de los grupos”, explican en el informe.

Desde el Instituto Familiar de Empresa hablan de ciertos valores que son comunes a las empresas familiares, desde la confianza y la estabilidad -la visión a largo plazo suele ser un valor intrínseco-, la prudencia, el compromiso, la cultura del esfuerzo o la cultura emprendedora. Y añaden que “los valores de las empresas familiares son la consecuencia de la gestión de un patrimonio propio, con un objetivo último que es el legado y siempre con la dimensión humana como elemento de unión”, añaden.

Y, para mantener ese legado y garantizar la supervivencia en el largo plazo, es fundamental que todos los miembros de la familia no pierdan nunca de vista la historia familiar de la empresa, que es donde están los valores y la cultura de la compañía, es decir, su ADN.

¿Cómo conseguirlo? En “El poder regenerador de la empresa familiar” explican que sería recomendable que las empresas familiares introduzcan a las nuevas generaciones en la administración porque de esa forma “se impulsa la identificación y el vínculo emocional con el negocio a largo plazo”. También resaltan la importancia definir los valores y de compartirlos con los miembros de la familia y con el resto de los empleados, y de establecer unos mecanismos de gobernanza, como los consejos de familia, para reducir los conflictos y reforzar la unidad familiar.

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