El Ibex retrocede un 1,9% y firma su octava sesión consecutiva a la baja
El Stoxx 600 baja a mínimos de noviembre de 2020
El temor a que la inflación se convierta en un problema persistente pone en alerta a los inversores, que tuvieron que hacer frente a un repunte de los precios mayor de lo esperado en Alemania. La crisis energética que azota a Europa encuentra en el país germano a uno de sus principales damnificados y el dato de inflación de septiembre es un buen ejemplo. La tasa interanual superó el 10% por primera vez desde la creación del euro.
Con estas cifras los inversores ven complicado que los precios en la zona euro toquen techo. Esto unido a las declaraciones de los miembros del BCE que abogan por una subida de tipos más agresiva aceleró las ventas. El Ibex 35 retrocedió un 1,91% y queda al filo de los 7.300 puntos, cota que llegó a perder en niveles intradía. El selectivo español encadena ocho sesiones consecutivas en negativo y se desfonda a mínimos de noviembre de 2020.
Dentro del selectivo solo tres valores (Sacyr, ACS y Siemens Gamesa) escaparon a las ventas. Aunque los mayores descensos corrieron a cargo Meliá (-5,45%), Naturgy (-4,38%) e IAG (-4,34%), fueron las grandes cotizadas las que más puntos restaron. Junto a Iberdrola (-1,86%) y Santander (-2,32%) se coló Inditex (-1,82%). El gigante de la moda se vio lastrado por los resultados de H&M (-5,85%) y la rebaja de previsiones realizada por grupo textil británico Next (-10,35%), dos acontecimientos que llevan al sector minorista europeo a mínimos de 2011. Es decir, una buena muestra de que el deterioro macroeconómico parece que es mayor de lo esperado.
El frenazo de la economía no es un problema exclusivo del Viejo Continente. Como ya venían adelantando los indicadores la EE UU entró en recesión técnica en el segundo trimestre, periodo en el que cayó un 0,1%. Y así lo reflejaron los índices bursátiles americanos, el Nasdaq cerró con una caída del 2,95%, S&P se dejó un 2,13% y el Dow Jones un 1,53%.
Las perspectivas para los próximos meses no resultan mucho más halagüeñas. Al menos eso es lo que se desprende del dato de confianza en la zona euro que en septiembre bajó a los 93,7 puntos, su nivel más bajo desde 2020, un ejercicio que estuvo marcado por la paralización de la economía. La inflación récord y la posibilidad de que la región tenga que hacer frente a un invierno sin gas ruso son las principales amenazas.
Las ventas corrieron como la pólvora. El Dax alemán bajó un 1,71% y tras varias sesiones resistiéndolo perdió la cota de los 12.000 puntos. El Cac francés cedió un 1,53%; el MIB italiano, un 2,40% y el Stoxx 600, 1,69%. Como en el caso de la Bolsa española el índice europeo retrocede a mínimos de 21 meses.
Los descensos se trasladaron al mercado de deuda, donde las rentabilidades prolongaron la tendencia alcista que impera desde comienzos de año. Las declaraciones de varios miembros del BCE alegando la necesidad de seguir subiendo los tipos a un ritmo más rápido para doblegar la inflación pasaron factura. Los inversores empiezan a tomar conciencia de que con una inflación cinco veces superior al objetivo de la institución una vuelta de tuerza a la normalización monetaria es inevitable. El rendimiento de la deuda española a 10 años se sitúa en el 3,37% y la alemana, en el 2,18%.