El desplome de la libra a mínimos de 1985 y la escalada de la deuda presionan a Truss
La nueva ‘premier’ británica prepara un paquete de medidas anticrisis
La nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, ha sido recibida en el mercado con una deuda soberana en máximos de los últimos nueve años y una libra muy debilitada frente al dólar que cotiza en niveles no vistos desde 1985. Un cóctel al que se suma una inflación desbocada que la nueva premier espera sofocar con un paquete de reformas que incluirá una bajada de impuestos y medidas para paliar los efectos de la crisis energética que podría elevarse a 200.000 millones de libras, unos 230.000 millones de euros, en los próximos 18 meses.
Unas medidas que serán financiadas colocando más deuda en el mercado en un momento de encarecimiento de la financiación, lo que afectará aún más a una economía debilitada tras la salida de la UE y el estallido de la pandemia. El Reino Unido cuenta con un déficit del 96% del PIB, unos 2,4 billones de libras –2,8 billones de euros– que podría escalar hasta el 320% del PIB en los próximos 50 años si los sucesivos Gobiernos británicos no logran endurecer la política fiscal del país elevando los ingresos y reduciendo los gastos, según apuntó la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria británica en julio. Antes del estallido de la pandemia el déficit británico era del 75% de su PIB.
La subida de los tipos de interés iniciada por el Banco de Inglaterra en diciembre del año pasado ha provocado que el precio del dinero en el Reino Unido se sitúe ya en el 1,75%, frente al 0,1% de hace tan solo nueve meses y que el mercado se prepare para un alza de otros 50 o 75 puntos básicos –no hay cuórum– la próxima semana. La institución monetaria ha realizado seis subidas de tipos consecutivas para frenar una inflación galopante que en agosto se situó en el 10,1%, máximos desde 1982.
Esta subida podría, según los expertos, frenarse en seco si el Gobierno británico topa el precio de la energía. Pero por el momento, los expertos de Goldman Sachs creen que el IPC podría alcanzar un 22% el año que viene, porcentaje que Citi rebaja al 18,6%.
La crisis energética provocada por la guerra en Ucrania ha acelerado el proceso de normalización monetaria de los bancos centrales provocando además el despertar de una deuda soberana que había vivido anestesiada durante años y que vuelve a tensionarse. En el caso del Reino Unido la rentabilidad del bono a diez años supera ya el 3%, unos niveles no vistos desde finales de 2013.
La escalada de las rentabilidades está provocando además que esté cada vez más cerca la inversión de la curva de tipos: la rentabilidad del bono a dos años británico se sitúa en el 2,98% frente al 3,36% de la deuda a 30 años.
El repunte de los rendimientos, ligado a la caída del precio de estos bonos, podría seguir ampliándose si continúa la fuga de inversores extranjeros de la deuda británica. Según el Banco de Inglaterra, en julio los inversores extranjeros vendieron bonos al mayor ritmo en cuatro años. Una situación que Deutsche Bank estima que podría debilitar aún más a la libra. Calcula que la divisa podría caer un 15% adicional si los inversores extranjeros "se niegan a financiar el déficit externo del Reino Unido".
Mínimos de la libra desde la era Thatcher
La crisis energética está teniendo un claro ganador: el dólar. La divisa se ha fortalecido frente al resto de divisas por tratarse de la moneda con la que se transacciona el 80% de las ventas mundiales de petróleo, debilitando al resto en su cruce. El euro ha perdido la paridad frente al dólar y la libra se sitúa en los 1,14 dólares, niveles no vistos desde 1985, bajo el Gobierno de Margaret Thatcher.