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Vivir en la era de la longevidad: ¿se consolida el senior living?

El incremento de la esperanza de vida nos está llevando a demandar otro tipo de viviendas y entornos

¿Viviría nuestro yo de 80 años en la misma casa en la que vivimos ahora y en las mismas condiciones? La respuesta, seguramente, variará en función de cómo sea nuestra vivienda habitual y de cómo lleguemos a esa edad y a los años siguientes.

En la era de la longevidad, en cuestión de décadas, llegar a vivir 100 años va a ser algo normal. En el último siglo, la esperanza de vida se ha duplicado en España y, aunque la pandemia del Covid-19 ha hecho que baje ligeramente, las cifras siguen siendo altas y las proyecciones continúan apuntando hacia sociedades de consumidores seniors.

En 2019, la esperanza de vida al nacer era de 86,2 años para las mujeres y de 80,9 años para los hombres. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, del año 2021, sitúan la esperanza media de vida al nacimiento en 83,06 años: 85,83 para las mujeres y 80,24 para los hombres.

¿Hacia dónde vamos? En la actualidad, en nuestro país, el porcentaje de la población que tiene 65 años o más se sitúa en el 19,06% del total y las estimaciones sugieren que para el año 2050 ese porcentaje se elevaría al 31,4%. Y, aunque España es uno de los países con mayor esperanza de vida, este escenario también traspasa nuestras fronteras. Desde la Organización Mundial de la Salud señalan que, entre 2020 y 2030, el porcentaje de habitantes del planeta de más de 60 años se incrementará un 34%.

Cómo está cambiando el envejecimiento

Cumplimos más años y no lo hacemos como antes. Los 60 de ahora nada tienen que ver con los 60 de hace años. Estamos ganando años de vida y, más importante aún, estamos ganando calidad de vida en esos años. Cada vez llegamos a la jubilación en mejor estado de salud, más activos y con un concepto diferente de lo que significa envejecer. Estamos desterrando estereotipos y se está creando una nueva industria en torno a la nueva forma de envejecer y a las personas de más edad.

Este cambio generacional a la hora de cumplir años no solo está haciendo que las personas cambien la manera de mirar hacia su propio yo, sino que la sociedad, las empresas y los gobiernos también se están adaptando a este cambio demográfico que ya está aquí y que incluye un perfil de consumidor más activo, con más tiempo y más ganas de gastar en ocio y, también, con más posibilidades de sufrir enfermedades o algún tipo de dependencia.

Implicaciones de la longevidad en el inmobiliario

Desde la OMS destacan que “los entornos físicos y sociales pueden afectar a la salud de forma directa o a través de la creación de barreras o incentivos que inciden en las oportunidades, las decisiones y los hábitos relacionados con la salud”. Y, en ese sentido, hablan de que las personas de más de 65 años, cuando pueden vivir esos años con buena salud y en un entorno propicio, “su capacidad para hacer lo que más valoran apenas se distingue de la que tiene una persona más joven”.

¿Qué son entornos propicios? El organismo explica en su web que son entornos que “facilitan que las personas puedan llevar a cabo las actividades que son importantes para ellas, a pesar de la pérdida de facultades. La disponibilidad de edificios y transportes públicos seguros y accesibles, así como de lugares por los que sea fácil caminar, son ejemplos de entornos propicios”.

Y un entorno propicio fundamental es, sin duda, la vivienda. Como explica la consultora Savills, la demanda de las personas mayores de 65 años, independientes, que poseen plena capacidad cognitiva y física está haciendo que se creen nuevos modelos, entre los que se encuentra el senior living, que no incluye un modelo único. Hablamos del senior cohousinhg, el senior coliving o el senior resort o los apartamentos con servicios.

En los últimos años ya habíamos empezado a escuchar que cada vez hay más personas mayores que estaban apostando por el cohousing, que son viviendas colaborativas pensadas para vivir durante los últimos años de vida de una forma diferente, acompañados y compartiendo servicios en edificios inteligentes, adaptados, eficientes y más cómodos. Es decir, hablamos de casas más accesibles, más grandes, con rampas y una domótica y tecnología que facilite el día a día y se vaya adaptando a las necesidades que puedan surgir.

Además, desde la consultora CBRE destacan que otras de las principales características de este tipo de activos para los mayores de 65 años son “la oferta de una amplia gama de actividades y el énfasis en una vida activa, que se incorpora al diseño del edificio y en las opciones y programación del ocio”.

Una nueva forma de vivir para las personas seniors que está haciendo que evolucione el concepto de residencia de la tercera edad y que está creando, también, oportunidades de inversión y de desarrollo. Según CBRE, el senior living es uno de los segmentos con mayor proyección de crecimiento en España para los próximos tres años.

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