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Escuchamos más horas de música que hace 20 años y pagamos menos

Gracias a Spotify, Apple Music o YouTube Music pasamos 18,4 horas a la semana oyendo a nuestros cantantes favoritos

Getty Images

Los consumidores gastan hoy un 40% menos en música grabada que en 1998, según el informe Music in the air, elaborado por Goldman Sachs. Esto no quiere decir que no se escuche música. De hecho, a escala mundial, el tiempo promedio ha subido constantemente desde 2018 hasta llegar a las 18,4 horas por semana.

¿Las responsables? Las plataformas de transmisión de música como Amazon Music, Apple Music, Spotify, YouTube Music o las chinas Tencent Music y NetEase. “Estos servicios ofrecen una atractiva propuesta de valor para los clientes, ya que, frente a las de vídeos, permiten acceder fácilmente a toda la biblioteca de contenido musical global desde una sola plataforma. Y su amplio catálogo facilita a los usuarios descargar sus canciones favoritas y seleccionarlas en sus listas de reproducción para escucharlas repetidamente”, resalta el informe.

“Para el usuario, las plataformas de streaming suponen un acceso ilimitado y muy económico a un catálogo infinito de música, de todo tipo de estilos y de todas las partes del mundo”, subraya Carla Luque, profesora de la Escuela Internacional de Medios Creativos SAE Madrid.

Si un CD de música de tu artista favorito antes costaba una media de 15 euros e incluía unas 12 canciones, ahora, por menos de 10 euros al mes, se puede acceder a más de cuatro billones de canciones de Spotify, muy variadas y de miles de autores. “Esto supone para el usuario un conocimiento musical más amplio y rico, pero también una dispersión mayor ante una oferta tan variada”, señala Luque.

Suben las compras de vinilos por el auge del coleccionismo

Pero ¿cómo ha afectado este cambio a la industria? “Ha supuesto una transición hacia una estrategia donde lo físico se centra en las actuaciones en vivo y en el merchandising”, resuelve la docente. Si en 2006 el mercado físico suponía un 94% de las ventas totales y el streaming, un 0,2% (que ascendían a 420 millones de euros), ahora las tornas han cambiado, ocupando la audición online un 67% y la física, un 17,4% (de 367 millones de euros).

Un dato curioso es que de ese 17,4%, un 38% corresponde a los discos de vinilo, un formato que ha visto disparar sus ventas gracias al auge del coleccionismo y por la mejora notable en la calidad del sonido, el mayor alcance a dispositivos de reproducción y el mero disfrute de la experiencia física.

En cuanto al artista, este cambio de paradigma, según Luque, supone una herramienta muy potente para la promoción de su música y una manera muy efectiva de darse a conocer, sin ningún tipo de barrera geográfica ni temporal.

“Realizando una buena promoción en diferentes canales (redes sociales, medios, publicidad en las calles e incluso dentro de las propias plataformas…) para potenciar las escuchas, un artista apenas conocido puede ser situado entre las playlists más relevantes, lo que le aporta escuchas, visibilidad a sus temas y posibilidades de crecimiento hasta ahora nunca vistas”, sostiene.

Las discográficas centran el negocio físico en los conciertos en vivo y el ‘merchandising’

Frente a los vinilos, las plataformas permiten al artista un bajo precio de acceso. “Cualquier músico pueda subir sus temas simplemente contratando a una distribuidora que le coloque su música”, indica.

Pero no es oro todo lo que reluce, a nivel de beneficios, las plataformas pueden llegar a pagar 0,0054 dólares por reproducción. Una cuantía mucho menor en el caso de Spotify, con una media de 0,0033 dólares. Es decir, para que un artista reciba un dólar por su canción, esta debe ser escuchada 250 veces.

Nuevas puertas de entrada

TikTok. La música ocupa un lugar central en 3,9 horas de las 5,6 horas por semana de vídeos vistos en la red social, según el Estudio de consumidores de música 2021 de IFPI. Un tema puede convertirse en un verdadero hit tan solo por triunfar como sonido de tendencia en TikTok. Un ejemplo es el salto a la fama de Benee, cuya carrera cambió por completo cuando la influencer Charlie D’Amelio usó su canción Supalonely para una de sus coreografías. El tema alcanzó los 15 millones de reproducciones en una semana y ha sido número uno en varias radios a escala mundial.

Juegos electrónicos. Los videojuegos involucran cada vez más tramas complejas con componentes de audio, vídeo y estímulos sensoriales. “El año pasado vimos varios ejemplos de asociaciones entre las dos industrias, como la de Warner Music Group con The Sandbox, la de Fortnite con los artistas Marshmello y Travis Scott o la nueva de Twitch con la agencia de sellos independientes Merlin y la renovación de su acuerdo con Universal Music Group”, recuerdan desde Goldman Sachs.

Gimnasios. Empresas de estilo de vida y fitness como Peloton, Equinox, Orange Theory, Barry’s y Soul Cycle utilizan la música en gran medida en sus modelos de negocio. “El ejercicio de gimnasia conectada y las clases semiprivadas de fitness son una oportunidad de crecimiento para los sellos discográficos”, destacan los analistas del banco de inversión.

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