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La tribuna de los fondos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Consejos para la segunda parte del partido (y del año)

En el actual contexto económico y geopolítico, una de las claves para invertir es ser flexibles para poder adaptar las velas a la dirección del viento

Hay un famoso proverbio chino que dice así: “No puedes dirigir el viento, pero puedes cambiar la posición de las velas”.Al escribir este artículo, pensando los pilares sobre los que creo que debería apoyarse la estrategia y la táctica de inversión de cara a la segunda parte de este complicado año, me vino a la mente este relato: “A la orilla de un río, un roble fue derribado por una tormenta y, arrastrado por la corriente, una de sus ramas se encontró con un junco crecido en un juncal cerca de la ribera. El impacto produjo un gran desconcierto en el roble que no pudo evitar preguntarle al junco cómo había logrado mantenerse sano y salvo, en medio de una tempestad que, por su furia, incluso había sido capaz de arrancar de raíz un roble. El porqué, dijo el junco, consiste en que yo logro mi seguridad mediante una habilidad opuesta a la tuya: en vez de permanecer inflexible y testarudo, me adapto ante las ráfagas del viento y no sucumbo”.

Y es que, en el incierto contexto económico, financiero y geopolítico en el que nos movemos ahora mismo, una de las claves para lograr el éxito perseguido con nuestro patrimonio financiero es que sigamos siendo flexibles a la hora de invertir con el fin de ajustar las velas de nuestras carteras en función del viento que sople en cada momento sobre los diferentes mercados de capitales.

Durante la primera parte de este año, las decisiones en materia de inversión que hemos ido adoptando, como asesores financieros, han ido más encaminadas, sobre todo, a minimizar las pérdidas por el contexto tan complicado en el que nos movíamos por culpa, sobre todo, de una elevada inflación que supuso tensiones sobre los mercados de deuda y los de renta variable. Sin embargo, y ya pensando en la segunda parte de este año, creemos que esa flexibilidad debe hacer que ajustemos velas para seguir contando con una diversificación inteligente de nuestras carteras de fondos, reduciendo así los riesgos en las mismas, pero también consideramos que puede ser momento de apoyarse en varias ideas de convicción pues el viento, en mi humilde opinión, ha comenzado a cambiar y creemos que deberíamos utilizarlo en nuestro provecho.

Dicen que la oportunidad baila con el que ya está en la pista y, por ello, como creo que esas oportunidades ya han surgido, aprovechémoslas. Es cierto que no estarán exentas de riesgos, pero bien podrían venir porque quizás no estemos muy lejos de hacer pico en la inflación…algo que estabilizaría el mercado de bonos. O bien porque hay muchos activos, en deuda y en Bolsa, cuyos precios empiezan a ser realmente atractivos de cara al medio y largo plazo.

La volatilidad, la incertidumbre, el sentimiento negativo de muchos inversores continuará. Pero, como vengo diciendo en el artículo, tengo la sensación que algo ha comenzado a cambiar y, si somos juncos, estaría bien aprovechar ese nuevo viento más favorable que comienza a soplar o la nueva música, algo menos estridente, que empieza a sonar. Por ello, y de forma táctica, hay cuatro líneas de actuación que venimos aconsejando en las últimas semanas, cuya aplicación dependerá del perfil de riesgo de cada uno, y que podrían dar buenos resultados:

La primera de ellas es tomar ciertas posiciones en fondos de renta fija corporativa europea. Aquí lo más importante es que a quien prestemos nuestro dinero (a quien compremos su deuda) sea un emisor solvente. No es tan importante si es más o menos rentable, algo que importaría mucho más a un inversor en Bolsa, a un accionista. Aquí prima que me pague los cupones y me devuelva el dinero que les presté.

Tras el varapalo sufrido por la renta fija en la primera parte de este año, donde se ha vuelto a ver que no es fija, sí ha comentado a rentar. Es decir, a ser rentable. Así, hay deuda de muchas buenas empresas europeas, por ser solventes, que, en estos instantes, ofrecen una rentabilidad muy interesante incluso superior a la que ofrecen sus propios dividendos.

La segunda idea es tomar cierta posición en renta fija pública estadounidense de muy largo plazo. Es cierto que la alta inflación seguirá siendo, en una parte importante del mundo, el gran reto macroeconómico y social al que nos vamos a seguir enfrentando. Pero sí comienza a vislumbrarse la posibilidad de que pueda irse moderando, según avanza el año, y en paralelo preocupan los datos de crecimiento económico, entonces los inversores empezarían a considerar que la FED quizás sea menos agresiva de cara a 2023, de lo que está siendo en este 2022.

En tercer lugar, y con el permiso del Covid y de las tensiones geopolíticas en Taiwán, Asia es una zona del mundo (donde vive una gran parte de la población mundial) que, económicamente hablando, comienza a despertar. Por tanto, no sería una mala idea valorar el contar con algún producto que tenga posiciones en renta variable de la India, China, Corea, Vietnam, etc.

En cuarto lugar, aunque es posible que no hayamos hecho suelo en los principales mercados de acciones, sí creemos que es momento de ir aprovechando ciertas gangas que encontramos en la renta variable de empresas de calidad pero con un sesgo, por estilo de gestión, algo más growth, como podría ser alguna empresa tecnológica. Hay empresas, que en este difícil contexto económico, con capaces de crecer, de innovar, de crear valor y de adaptarse. Y recuerden esta otra gran cita: “el agua vence todo porque se adapta a todo”.

Estas son las cuatro líneas de actuación que, de forma táctica estamos aconsejando de cara a esta segunda parte de año dentro de una estrategia de inversión cuyos pilares fundamentales seguirán siendo: la defensa, la calidad, la flexibilidad y la paciencia.

Quedan aún muchos malos días por venir, pero a pesar de ello creemos que conviene reajustar las velas de nuestra cartera pues hay partido aún y se puede acabar mucho mejor el año de lo que se imaginaba semanas atrás. Eso sí, y acabando con otra gran cita:“No juzgues cada día por la cosecha que recoja, sino por las semillas que plantas”…Esperemos que esas semillas, en forma de las cuatro ideas señaladas, den buenos frutos. ¡Feliz verano!

José María Luna Morales es Socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales  (Agente de Caser Asesores Financieros)

Hay un famoso proverbio chino que dice así: “No puedes dirigir el viento, pero puedes cambiar la posición de las velas”.Al escribir este artículo, pensando los pilares sobre los que creo que debería apoyarse la estrategia y la táctica de inversión de cara a la segunda parte de este complicado año, me vino a la mente este relato: “A la orilla de un río, un roble fue derribado por una tormenta y, arrastrado por la corriente, una de sus ramas se encontró con un junco crecido en un juncal cerca de la ribera. El impacto produjo un gran desconcierto en el roble que no pudo evitar preguntarle al junco cómo había logrado mantenerse sano y salvo, en medio de una tempestad que, por su furia, incluso había sido capaz de arrancar de raíz un roble. El porqué, dijo el junco, consiste en que yo logro mi seguridad mediante una habilidad opuesta a la tuya: en vez de permanecer inflexible y testarudo, me adapto ante las ráfagas del viento y no sucumbo”.

Y es que, en el incierto contexto económico, financiero y geopolítico en el que nos movemos ahora mismo, una de las claves para lograr el éxito perseguido con nuestro patrimonio financiero es que sigamos siendo flexibles a la hora de invertir con el fin de ajustar las velas de nuestras carteras en función del viento que sople en cada momento sobre los diferentes mercados de capitales.

Durante la primera parte de este año, las decisiones en materia de inversión que hemos ido adoptando, como asesores financieros, han ido más encaminadas, sobre todo, a minimizar las pérdidas por el contexto tan complicado en el que nos movíamos por culpa, sobre todo, de una elevada inflación que supuso tensiones sobre los mercados de deuda y los de renta variable. Sin embargo, y ya pensando en la segunda parte de este año, creemos que esa flexibilidad debe hacer que ajustemos velas para seguir contando con una diversificación inteligente de nuestras carteras de fondos, reduciendo así los riesgos en las mismas, pero también consideramos que puede ser momento de apoyarse en varias ideas de convicción pues el viento, en mi humilde opinión, ha comenzado a cambiar y creemos que deberíamos utilizarlo en nuestro provecho.

Dicen que la oportunidad baila con el que ya está en la pista y, por ello, como creo que esas oportunidades ya han surgido, aprovechémoslas. Es cierto que no estarán exentas de riesgos, pero bien podrían venir porque quizás no estemos muy lejos de hacer pico en la inflación…algo que estabilizaría el mercado de bonos. O bien porque hay muchos activos, en deuda y en Bolsa, cuyos precios empiezan a ser realmente atractivos de cara al medio y largo plazo.

La volatilidad, la incertidumbre, el sentimiento negativo de muchos inversores continuará. Pero, como vengo diciendo en el artículo, tengo la sensación que algo ha comenzado a cambiar y, si somos juncos, estaría bien aprovechar ese nuevo viento más favorable que comienza a soplar o la nueva música, algo menos estridente, que empieza a sonar. Por ello, y de forma táctica, hay cuatro líneas de actuación que venimos aconsejando en las últimas semanas, cuya aplicación dependerá del perfil de riesgo de cada uno, y que podrían dar buenos resultados:

La primera de ellas es tomar ciertas posiciones en fondos de renta fija corporativa europea. Aquí lo más importante es que a quien prestemos nuestro dinero (a quien compremos su deuda) sea un emisor solvente. No es tan importante si es más o menos rentable, algo que importaría mucho más a un inversor en Bolsa, a un accionista. Aquí prima que me pague los cupones y me devuelva el dinero que les presté.

Tras el varapalo sufrido por la renta fija en la primera parte de este año, donde se ha vuelto a ver que no es fija, sí ha comentado a rentar. Es decir, a ser rentable. Así, hay deuda de muchas buenas empresas europeas, por ser solventes, que, en estos instantes, ofrecen una rentabilidad muy interesante incluso superior a la que ofrecen sus propios dividendos.

La segunda idea es tomar cierta posición en renta fija pública estadounidense de muy largo plazo. Es cierto que la alta inflación seguirá siendo, en una parte importante del mundo, el gran reto macroeconómico y social al que nos vamos a seguir enfrentando. Pero sí comienza a vislumbrarse la posibilidad de que pueda irse moderando, según avanza el año, y en paralelo preocupan los datos de crecimiento económico, entonces los inversores empezarían a considerar que la FED quizás sea menos agresiva de cara a 2023, de lo que está siendo en este 2022.

En tercer lugar, y con el permiso del Covid y de las tensiones geopolíticas en Taiwán, Asia es una zona del mundo (donde vive una gran parte de la población mundial) que, económicamente hablando, comienza a despertar. Por tanto, no sería una mala idea valorar el contar con algún producto que tenga posiciones en renta variable de la India, China, Corea, Vietnam, etc.

En cuarto lugar, aunque es posible que no hayamos hecho suelo en los principales mercados de acciones, sí creemos que es momento de ir aprovechando ciertas gangas que encontramos en la renta variable de empresas de calidad pero con un sesgo, por estilo de gestión, algo más growth, como podría ser alguna empresa tecnológica. Hay empresas, que en este difícil contexto económico, con capaces de crecer, de innovar, de crear valor y de adaptarse. Y recuerden esta otra gran cita: “el agua vence todo porque se adapta a todo”.

Estas son las cuatro líneas de actuación que, de forma táctica estamos aconsejando de cara a esta segunda parte de año dentro de una estrategia de inversión cuyos pilares fundamentales seguirán siendo: la defensa, la calidad, la flexibilidad y la paciencia.

Quedan aún muchos malos días por venir, pero a pesar de ello creemos que conviene reajustar las velas de nuestra cartera pues hay partido aún y se puede acabar mucho mejor el año de lo que se imaginaba semanas atrás. Eso sí, y acabando con otra gran cita:“No juzgues cada día por la cosecha que recoja, sino por las semillas que plantas”…Esperemos que esas semillas, en forma de las cuatro ideas señaladas, den buenos frutos. ¡Feliz verano!

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