Lantania buscará entrar en 2026 en el club de las constructoras con 500 millones en ventas
Presenta nuevo plan estratégico tras cerrar 2021 con 254 millones en ingresos y un ebitda de 16,4 millones
Ha saltado de 59 millones en ingresos en 2018 a los 254 millones declarados al cierre de 2021, y la firma de infraestructuras Lantania se ha marcado el desafío de estar sobre los 500 millones de facturación en 2026. A ese club pertenecen constructoras no cotizadas como Aldesa y Comsa.
El grupo que preside Federico Ávila ha presentado nuevo plan estratégico a cinco años vista, elaborado con asesoramiento de EY, e insiste en la diversificación y búsqueda de una mayor rentabilidad. Como punto de partida, la compañía nacida de algunos de los negocios de la antigua Isolux consiguió el pasado ejercicio un ebitda de 15,7 millones, prevé subir a 16,4 millones en este 2022, y alcanzar los 25 millones en 2026. “Lantania ha obtenido beneficio neto positivo desde el primer momento”, ha asegurado Ávila en rueda de prensa.
Después de multiplicar por 2,2 las ventas de 2020 (117 millones), esta constructora del pelotón de las no cotizadas que conforman la asociación Anci prevé concluir 2022 por encima de sus objetivos. “Esperamos alcanzar los 300 millones en ventas ya este año, frente a un presupuesto de 286 millones”, ha dicho Ávila. El contexto no lo pone fácil: el sector de la construcción está teniendo dificultades para captar talento, y los costes de los materiales de la construcción y de la energía han generado enorme incertidumbre en la licitación y ejecución de obras. Ávila ha demandado que los sistemas de reequilibrio de los contratos de obra, mediante mecanismos de revisión de precios, salte a los contratos de servicios y suministros.
“Descartamos uno de cada cuatro proyectos que tenemos en estudio porque no salen los números, cuando anteriormente podíamos desechar una de cada 20 oportunidades”, ha explicado el ejecutivo. Lantania incrementó el año pasado un 45% la entrada de nuevos contratos, hasta los 277 millones de euros (un 48% procedente de clientes privados y el 52% firmado con el sector público), y la cifra objetivo para este año es de 400 millones. La cartera en ejecución, de 540 millones, recibió un impulso del 54%.
La compañía comienza a tener hechuras para jugar en la primera división de las infraestructuras, apostando por proyectos de transporte sostenible, energías renovables y aguas.
En el campo de la energía, Lantania tiene la esperanza de comenzar las obras de sus parques eólicos en Galicia en 2023 (250 MW) y apuesta por desarrollos solares: “Debemos decidir aún si financiamos directamente los proyectos solares, damos entrada a socios o los construimos para terceros”, ha explicado el presidente de la compañía. De momento, Lantania promueve pequeños desarrollos solares desde cero, sumando 100 MW en pipeline y otros 100 MW en tramitación.
Otra vía de desarrollo es la de las infraestructuras de agua, segmento por el que llegó el 48% de la nueva contratación en 2021 y el 56% de los ingresos, y en el que se mueve hacia el negocio de la desalación en busca ya de oportunidades en el norte de África y Oriente Medio.
El plan estratégico de Lantania también apunta hacia el modelo concesional, donde la empresa cuenta ya con distintas referencias.
En el capítulo del crecimiento inorgánico, Lantania viene de comprar dos especialistas en obra ferroviaria: la polaca Balzola Polska y la andaluza DSV. El plan estratégico prevé 20 millones para nuevas adquisiciones. Además, ha comenzado a rodar la nueva filial Indania, especializada en obra industrial (minería, metalurgia, energía, etcétera).
El paso de la pandemia ralentizó la internacionalización de una compañía que ha puesto picas en Polonia, Bulgaria o Eslovaquia. También se ha acumulado negocio con clientes privados en Colombia y se busca negocio en Perú o Chile. La hoja de ruta hasta 2026 vuelve a fijar Norteramérica en el horizonte de Lantania.