Abril-Martorell, el ejecutivo que deja huella, llega ahora a Urbaser
Veterano de grandes empresas como Telefónica, Indra y Credit Suisse, dirigirá una firma que está recortando algunas de sus actividades
Vuelve Fernando Abril-Martorell (Segovia, 1962). Después de ser defenestrado por el Gobierno en Indra, y de pasar por otras importantes empresas del Ibex, llega ahora a Urbaser, exfilial de ACS.
La compañía, propiedad de la firma de inversión estadounidense Platinum Equity, anunció el día 14 su nombramiento como consejero delegado, con efecto inmediato. Se produce tras la finalización de un amplio proceso de búsqueda internacional que se anunció en enero.
El nuevo CEO tiene una familia muy unida, a la que adora. Está casado, es padre de seis hijos, y abuelo de cinco nietos, de los que está muy pendiente, al igual que de su madre. Su padre, Fernando Abril Martorell, que fuera vicepresidente del Gobierno de UCD de Adolfo Suárez, falleció en 1998. Lo que más le relaja son los árboles, ir al campo.
Quienes han trabajado con él dicen que es una persona agradable, con un gran sentido del humor, abierta, sincera, preocupada por su equipo, por las condiciones laborales de la plantilla, y que esta le responde en el compromiso. Que es un gestor exigente, pero que da ejemplo de dedicación, de ayuda, de eficacia, y hace disfrutar del trabajo a quienes le rodean.
Es muy abierto y afable, comentan, pero directo y exigente cuando toca, toma decisiones y no se arredra; es firme con ellas. Extremadamente respetuoso de las normas, del buen gobierno, muy escrupuloso, y lo era ya cuando esta cuestión no estaba tan en boga.
Se licenció en Derecho y Administración de Empresas por Icade, en Madrid. Estuvo diez años en el banco estadounidense JP Morgan, desempeñando diversas funciones en sus oficinas de Nueva York, Londres y Madrid, entre ellas la de director de tesorería de la filial española.
En 1997 se incorporó como director financiero a Telefónica, de la que sería consejero delegado entre 2000 y 2003. Dejó el cargo cuando el presidente, César Alierta, decidió suprimirlo. También presidió Telefónica Publicidad e Información (TPI) y fue consejero de Telefónica Internacional y de Telefónica Móviles. En la operadora puso las bases, consideran en su entorno, de lo que ha sido y es la empresa, de su crecimiento inorgánico en Europa, de su saneamiento financiero...
Dicen de él que es una hormiguita, que va haciendo cosas poco a poco, y va dejando su impronta y equipos cohesionados; que es un gran creador de grupos de trabajo multidisciplinares para todo tipo de proyectos. Mantiene una buena relación con los compañeros de las empresas en las que ha estado, y muchos amigos, entre ellos el propio César Alierta. Además, cuenta con un grupo de cuatro-seis personas de confianza que le siguen allá donde va, con o sin cargo formal.
Dos años después de su salida de Telefónica, debutó como consejero delegado de Credit Suisse para España y Portugal. Dejó el banco, tras seis años, en 2011 para incorporarse al Grupo Prisa (editor de CincoDias) como director financiero y adjunto al consejero delegado. En 2012 fue designado CEO; estuvo dos años y se marchó por voluntad propia.
Se le considera un experto en temas financieros, de control de gestión, pero también de comercialización y fabricación. Es muy culto y brillante, cuentan, y cuando se mete a estudiar un tema, lo hace a fondo.
Digitalización
En 2015, el consejo de Indra, a iniciativa de la agencia estatal Sepi, lo nombró consejero delegado, cargo que ejercería durante seis años. Se considera que su labor en la compañía fue muy abierta y visionaria: desarrolló las áreas de cumplimiento, calidad, auditoría interna, sostenibilidad, medio ambiente...
Impulsó una transformación cultural de la forma de trabajar de sus 50.000 empleados. Por ejemplo, antes del confinamiento de marzo de 2020 ya había dado instrucciones y supervisado un plan para que todos tuvieran un puesto de trabajo en casa. Y, de hecho, antes del estado de alarma ya estaban en sus domicilios. Abril-Martorell ha hecho en general una apuesta firme por la digitalización tanto de la empresa privada como de la administración pública, y en concreto de áreas como la defensa y la gestión del tráfico aéreo.
Tiene una gran reputación y crédito en los mercados: Indra se desplomó en Bolsa cuando anunciaron su cese, en mayo de 2021, y varios consejeros rechazaron el relevo. Además, está muy bien relacionado políticamente, tanto a izquierda como a derecha.
El futuro
Platinum compró el año pasado Urbaser, uno de los proveedores de servicios ambientales más grandes del mundo, a China Tianying en una operación que valoró la empresa en 3.450 millones de euros. Tianying la había adquirido en 2016 a ACS. El negocio de Urbaser comprende principalmente tres segmentos: servicios urbanos (recogida de residuos, limpieza viaria y gestión del agua), tratamiento de residuos municipales, y tratamiento de residuos industriales; trabaja, sobre todo, en España, Chile, Argentina, Francia y el norte de Europa.
Platinum está revisando las actividades del grupo, y en concreto está negociando la venta a FCC de Movus, su filial especializada en la gestión de bicicletas eléctricas, motocicletas o coches compartidos.
También ha fichado a Santander para vender Socamex, la división de agua. En ambos casos son operaciones pequeñas, para reducir el tamaño del grupo de gestión de residuos.
Fernando Abril-Martorell será el encargado de dirigir este nuevo enfoque, aportando su dilatada experiencia en grandes compañías.