Las eléctricas pueden enfadar a la opinión pública australiana
El primer ministro acusa a las generadoras de retener el suministro
Las proveedoras eléctricas de Australia están en camino de igualar a Wall Street en la crisis financiera. El primer ministro, Anthony Albanese, declaró el viernes que el Operador del Mercado Energético Australiano (OMEA) había suspendido durante la semana las operaciones al contado en el mercado eléctrico porque las generadoras retenían el suministro para “jugar”. Este comportamiento sospechoso puede provocar una reacción generalizada en un momento especialmente malo.
El último giro en esta crisis lo provocaron los reguladores, que impusieron un límite al precio por el que las generadoras podían vender su producción. Algunas de ellas comparten la responsabilidad de los aumentos, ya que hasta un tercio de la envejecida y poco fiable capacidad de las centrales eléctricas de carbón de Australia está fuera de servicio. Los años de mala política, la guerra de Ucrania y la llegada anticipada del invierno también influyen.
Sin límites en la subida de los costes de los insumos, sobre todo del carbón y el gas, las generadoras parecían estar a punto de perder dinero vendiendo en el mercado. Pero no es el caso. Pueden reclamar una compensación por las pérdidas cuando se limitan los precios. Mas reciben un pago mayor si OMEA les pide que proporcionen más potencia cuando teme un déficit. Retirar deliberadamente capacidad para activar esos fondos extra encajaría en la descripción de Albanese de “jugar”. También puede constituir una infracción, recordó el martes el regulador de energía.
Ya se ha acusado a las proveedoras de hacer que el mercado trabaje para ellos. Si ahora estuvieran arbitrando las reglas a expensas de la fiabilidad del sistema y, en última instancia, de los consumidores, las pondría a merced de los australianos, que con su voto a Albanese en las recientes elecciones generales apoyan una acción más rápida contra el cambio climático.
Las generadoras existentes preferirían estar lo más libres de cargas posibles para competir en la transición energética. Pero, como descubrieron los bancos tras 2008, suscitar el oprobio de la opinión pública y del Gobierno puede dar lugar a multas, a supervisión adicional y a años de distracción.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías