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Un faro en el camino de la empresa hacia la sostenibilidad inclusiva

El Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo presenta una guía para orientar a las organizaciones

Getty Images
Rafael Durán Fernández

Las empresas que buscan la sostenibilidad a largo plazo incorporan en sus decisiones de carácter estratégico, más allá del beneficio económico, el compromiso con la mejora global de la realidad social, generando valor tanto para la sociedad como para la empresa. Para orientar en ese proceso, el Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo, en su V Informe anual, que acaba de presentar, recoge una Guía empresarial para el crecimiento inclusivo: grupos de interés y valor compartido.

Mónica Gil-Casares Mesonero-Romanos, directora de investigación y consultoría de Fundación Codespa, explicó en la presentación de la publicación, realizada en CaixaForum Madrid, sus objetivos: “Con este informe queremos ampliar la comprensión práctica del concepto de crecimiento inclusivo para la empresa, facilitando las estrategias, las herramientas y las buenas prácticas empresariales que generan valor compartido e inclusivo, desde el diálogo y la colaboración con sus grupos de interés”.

La guía destaca que se ha producido un cambio en la concepción de la vulnerabilidad y la pobreza en España. Más allá de los grupos sociales más vulnerables y en riesgo de exclusión, como personas con discapacidad, refugiados, inmigrantes, personas sin techo o víctimas de violencia de género, hoy existen otros factores que inciden en la precariedad en la que viven muchas familias, como la pobreza energética, la precariedad laboral (pobres con trabajo), el desempleo persistente, la pobreza infantil, la brecha digital o la falta de acceso a la vivienda.

Las compañías han de apostar por contratar personas de la comunidad en la que operan

Es por eso que el informe identifica las claves para crear valor compartido e impulsar el crecimiento inclusivo para aquellos grupos de interés de la empresa con potencial de inclusión a personas desfavorecidas: proveedores, empleados, clientes, comunidades locales e inversores.

En relación a los proveedores, con la premisa del respeto de los derechos humanos en la cadena de suministro y garantizar una compensación digna, se identifican cuatro áreas de impacto: políticas de compra (y pago) responsable y sostenible; formación y desarrollo de proveedores; mejora de la trazabilidad social de insumos y productos, y desarrollo de pymes y proveedores de menor tamaño.

Con los trabajadores, una política responsable de gestión de personas debe incluir la promoción de la diversidad e inclusión dentro de la organización, la flexibilidad y conciliación que permita la integración laboral de colectivos vulnerables o en riesgo de exclusión (menores de 25 años, personas con discapacidad, inmigrantes, víctimas de violencia de género, mayores de 50 años, entre otros) o el fomento de la innovación para la inclusión y promoción del intraemprendimiento. Y también seguir apostando por una retribución digna y la protección social, el fomento de la formación y aprendizaje continuo de todos los empleados y el desarrollo de entornos laborales dignos y motivadores.

El informe incluye buenas prácticas de empresas en gestión de grupos de interés

Además, las compañías tienen la oportunidad de ser más inclusivas al apostar por contratar a personas de las comunidades en las que operan, contribuyendo al tejido económico local, integrar a proveedores locales en su cadena de suministro e impulsar proyectos de acción social o de filantropía que mejoren sus realidades.

Con respecto a los clientes, con el propósito de no dejar a nadie atrás, la guía recomienda desarrollar productos y servicios más accesibles y adecuados a la capacidad de pago de personas con menor capacidad adquisitiva o personas con discapacidad. Para ello, la empresa ha de conocer sus necesidades e incorporar una mirada inclusiva. La formación de clientes y consumidores en hábitos y prácticas saludables y la implementación de campañas de comunicación y marketing inclusivo son otras de las áreas donde la empresa puede contribuir.

Inversores

Los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) han adquirido una especial relevancia en los últimos años, lo que ha favorecido el crecimiento de la inversión sostenible. La guía identifica cinco áreas de impacto para el desarrollo de inversores con enfoque inclusivo: la integración del impacto social y la sostenibilidad ambiental en la cadena de valor, asegurar el respeto de los derechos humanos, fortalecer el gobierno corporativo, medir el impacto social y ambiental, y mejorar la transparencia y reporting del desempeño ASG.

Este documento “pretende servir de guía e inspiración para las diferentes áreas y departamentos de la empresa con el objetivo de trabajar por la inclusión y el desarrollo de sus empleados, proveedores o consumidores, entre otros de sus grupos de interés”, resumió Mónica Gil-Casares, que ha coordinado la publicación junto a Isabel Ortiz Travado, responsable de empresa y desarrollo de Fundación Codespa y Social Gob.

El informe incluye buenas prácticas de empresas de diferentes sectores en gestión con sus grupos de interés con un enfoque inclusivo, además de diferentes herramientas para su gestión, como Prosper4ALL, que ayuda a medir y certificar el compromiso de las empresas por el crecimiento inclusivo.

Gestión dirigida a crear impacto positivo

Para conseguir integrar la perspectiva del crecimiento inclusivo en la relación con los grupos de interés de la compañía, el V Informe anual del Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo contempla seis etapas que ayudan a estructurar la relación de las empresas con los grupos de interés para impulsar una visión transversal de la inclusión social:

-Visión estratégica, en la que se definen y consolidan los grupos de interés.

-Análisis y planificación, con cada grupo de interés y se debe incluir a los grupos vulnerables.

-Análisis de las capacidades y procedimientos internos para integrar el enfoque inclusivo.

-Relación y estrategias de generación de valor inclusivo entre la empresa y cada grupo de interés.

-Seguimiento y evaluación del grado de consecución de los objetivos y acciones realizadas, donde se identifican los aprendizajes.

-Reporting y comunicación de la relación con los grupos de interés, a través de los informes anuales y los Estados de Información No Financiera.

Sobre la firma

Rafael Durán Fernández
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

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