Por una búsqueda ética de herederos
Se calcula que alrededor de 100 millones de euros quedan sin adjudicar a sus legítimos beneficiarios en España cada año
Según datos del Consejo General de Notariado, un 40% de los españoles fallece sin haber otorgado testamento y se calcula que, del total restante, entre un 10% y un 15% acabará siendo ab intestato por la ineficacia del testamento. En total, se calcula que unos 100 millones de euros se quedan sin adjudicar a sus legítimos herederos en nuestro país. Además, es muy común que esta coyuntura traspase fronteras y que quienes podrían ser llamados a la herencia sean españoles o descendientes de españoles residentes en otros países, cuyo paradero se desconoce a la hora de liquidar los bienes. Ni administraciones públicas ni notarías ni bufetes de abogados atesoran el conocimiento, alcance territorial o las herramientas para localizarlos.
Ante esta realidad, España está experimentando un creciente interés por las empresas dedicadas a la búsqueda de herederos, cuyo mandato es encontrar a las personas con derecho a heredar una masa ab intestato o a localizar herederos cuya identidad se conoce, pero no su paradero. Se trata de una tarea que debe ser desarrollada por empresas de genealogía sucesoria con profesionales en plantilla específicamente instruidos, con capacidad de indagar en el pasado y encontrar aquellos lazos familiares que otorgan derecho a herencia según lo establecido por el Código Civil. Y, sobre todo, se trata siempre de procesos que parten ya de la existencia objetiva y acreditada de una masa hereditaria, notificada por un abogado, un notario, un administrador de fincas o una administración pública. El resultado es que cada vez que los profesionales del ramo resolvemos un dosier, alguien recibe la noticia de que va a heredar unos determinados bienes por parte de un familiar cuya existencia, a menudo, desconocía. Una labor detectivesca muy complicada, que suele llevar meses o incluso años y que suele conllevar cruzar fronteras y océanos. Pero, a la vez, un entorno atractivo que ha hecho que, aquí en España, haya despachos –mayormente bufetes de abogados—que, bajo el apelativo de cazaherederos o cazaherencias, pretenden llevar a cabo esta labor. Y hacerlo, además, con resultados y premisas éticas algunas veces cuestionables. Pero ¿cuáles son los elementos para distinguir una verdadera empresa de genealogía sucesoria?
Credenciales. Cuando un buscador de herederos, o presunto tal, llama a su puerta, es importante comprobar la veracidad de las credenciales que exhibe. Ante las dudas, cuando una empresa les presente unas determinadas credenciales, recomendamos comprobarlas para ver si realmente tiene el recorrido e historia que asegura tener. En algunos casos, verán que hay empresas que llegan a acreditar una antigüedad mayor a la edad de su fundador.
Garantías. Si es usted un profesional que contrata los servicios de una empresa de genealogía sucesoria, esta debe garantizar de forma transparente e inapelable la localización de todos los herederos con derecho a una herencia ab intestato y no solamente de una parte, de forma que no exista el riesgo de que pueda aparecer alguna persona con igual o mejor derecho que reclame su cuota de la herencia o la totalidad de los bienes repartidos. Un caso relativamente recurrente cuando la investigación se ha puesto en manos de alguien ajeno a la práctica de la genealogía sucesoria, y del que los responsables a menudo se desentienden.
Transparencia absoluta. A la hora de delegar en la empresa de genealogía sucesoria la liquidación de la masa hereditaria, el heredero tiene derecho a una total transparencia por parte de la compañía a propósito de todo el proceso.
Adelanto de todos los gastos. Las empresas de genealogía siempre anticipan todos los costes que afectan la investigación y gestión de la herencia. No solo las actas notariales, sino también, y, sobre todo, deudas y gravámenes fiscales que representan el principal pasivo de las herencias, y que suelen ser el principal motivo de renuncia. Los genealogistas sucesorios siempre cobran a éxito, una vez liquidados todos los gastos y gestiones, y sin provisión de fondos, de modo que ni abogados, notarios, administraciones o administradores de fincas, ni mucho menos los herederos, deban adelantar ningún dinero.
Alcance global. Las empresas de genealogía sucesoria acreditan una infraestructura propia global para hacer frente a investigaciones transnacionales. Solo en nuestro caso, el 35% de nuestros dosieres cruzan la frontera hacia otros países y son, asimismo, decenas las investigaciones que llegan a España desde otros puntos del planeta.
En resumen, la del genealogista sucesorio es una profesión muy específica, de gran complejidad que requiere, además, una gran empresa detrás capaz de garantizar solvencia económica y alcance territorial y, sobre todo, una vez completado el proceso, una transparencia absoluta en todo el proceso de reconstrucción de cada linaje familiar y la posterior liquidación de la herencia.
Marco Lamberti es Director General de Coutot Roehrig en España