La inflación destapa las diferencias en el sector de los bienes de consumo
Los alimentos para mascotas y bebés y la parafarmacia aguantan mejor que la comida en general y el hogar
Las mayores empresas de bienes de consumo del mundo resistieron en gran medida la tormenta de la inflación del primer trimestre. En general, Procter & Gamble, de 371.000 millones de euros, Nestlé, de 346.000 millones, Reckitt, de 52.000 millones, y Danone, de 39.000 millones, subieron los precios sin que los clientes compraran menos sus productos. Las dificultades de Unilever, de 114.000 millones, sugieren que algunas líneas de productos pueden ser mejores apuestas que otras.
A algunos grupos parecía irles bien debido a un aumento temporal pospandémico en sus líneas de negocio. El fin de los cierres estimuló las ventas de agua embotellada: los volúmenes de agua de Danone subieron un 11%, aunque los precios crecieran un 5%. El sector sanitario de P&G y Reckitt también disfrutó de mayores volúmenes y precios porque la relajación de las restricciones hicieron que más personas se resfriaran y compraran fármacos. Esto es especialmente grave para el jefe de Unilever, Alan Jope, que en enero estaba dispuesto a cambiar sus líneas de alimentación, de crecimiento más lento, por el negocio de parafarmacia de GlaxoSmithKline, pero fue rechazado.
Otros negocios sufrieron al depender de materias primas cuyos precios han crecido más rápido, lo que empujó a los vendedores a aumentar más los precios para amortiguar el golpe en los márgenes. El aceite de palma creció un 32% de enero a marzo, una mala noticia para Unilever, que compra una décima parte del suministro mundial de esta sustancia, para productos como las pastillas Knorr. Además, el grupo ha registrado volúmenes inferiores a los de P&G en el sector del cuidado del hogar, en parte porque los costes de sus insumos son más elevados, por lo que ha tenido que subir más los precios.
Mark Schneider, empero, probablemente se sienta bastante satisfecho. El negocio del café del CEO de Nestlé se benefició de unos precios que cayeron un 6%. Y tiene un montón de marcas de cuidado de mascotas: consiguió vender un 6% más de alimento húmedo Purina y similares, incluso con los precios subiendo un 8%. Los alimentos para mascotas, al igual que los de bebés, parecen ser relativamente insensibles al aumento de los precios –inelásticos, en el lenguaje de los economistas– porque se compran para personas dependientes queridas, pero muy exigentes y no representan una gran proporción de los presupuestos familiares.
A Jope le gustaría que ocurriera lo mismo con la belleza. Los volúmenes orgánicos de las divisiones de Unilever y P&G cayeron mientras los precios subían un 7% y un 4% respectivamente. En los últimos años, Unilever se ha centrado en las fusiones y adquisiciones corporativas de productos de belleza más elegantes, y las ventas subyacentes de estas líneas crecieron un 14% en el trimestre, pero los volúmenes de la unidad más general cayeron. Pese a que la alimentación se considera relativamente inelástica, puede que los clientes también estén sustituyendo los productos de marca de Nestlé, Unilever y Danone por alternativas más baratas.
La ola inflacionista tiene un largo recorrido. Pero en este momento, Schneider y sus colegas con gran mercado en el sector de los animales de compañía y de la salud probablemente estén menos nerviosos que Jope.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías