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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sobre el fútbol y las rentabilidades emocionales

Para los inversores españoles, invertir en equipos puede ser una buena alternativa para maximizar y diversificar la cartera

Dicen que el fútbol es el opio del pueblo. A mi parecer, más que una anestesia temporal, hoy en día, el fútbol ya no es solo un deporte. Ha pasado a ser un negocio más donde se han alineado intereses bursátiles con aficionados. Cierto es, que mientras vemos un partido, nos evadimos de nuestras preocupaciones y, si gana nuestro equipo, un estado de euforia y cambios fisiológicos asaltan a nuestro cuerpo. ¿Qué pasa si a este estado eufórico le sumamos la adrenalina de las ganancias obtenidas en Bolsa ya que nuestro equipo cotiza en el parqué? Analizando la rentabilidad anual de los índices Stoxx Europe Football e Ibex 35 desde el año 2017 hasta su diseminación a mediados de agosto del 2020, observamos que el Ibex 35 tiene un comportamiento relativo peor que el índice futbolístico. En años de crecimiento, el Stoxx ha ofrecido mucha más rentabilidad frente al Ibex 35, y en fases correctivas, se ha contraído menos, comportándose mucho mejor. Sumemos a este análisis, la rentabilidad de la Juventus, y vemos que se ha comportado mejor que su propio índice desde el 2017 hasta el 2018 debido a casuísticas muy concretas. En el 2019 estuvo a la par, y en 2020 se ha comportado peor debido igualmente a sus particularidades.

Si bien la pandemia ha afectado mundialmente a la Bolsa, los criterios que mueven la cotización de los equipos de fútbol difieren de los criterios y situaciones económicas que mueven las empresas. Un aspecto diferencial para tener en cuenta en las cotizaciones futbolísticas es la rapidez y brusquedad de sus movimientos. Los resultados del equipo en las diferentes competiciones por las que esté pugnando, la propia marca, si los resultados acompañan para estar entre los primeros puestos, el número de competiciones que esté disputando, o incluso en un resultado. A modo de ejemplo: una victoria inesperada de la Juventus contra el Atlético de Madrid en marzo de 2019 le dio el paso a la final de la Champions, significando una revalorización del 16%, pero su alta volatilidad también puede retroceder de manera drástica cuando fue eliminado de dicha competición semanas más tarde.

De igual forma, futbolistas como Cristiano Ronaldo pueden ser fichados con intenciones de rentabilidad financiera. Su llegada a la Juventus supuso un incremento de 0,69 euros a 1,57 euros por acción, un incremento en las entradas del 30% y más de 50 millones de euros en merchandising.

Los clubes de futbol son objeto de conductas emocionales y acciones no sometidas a la lógica empresarial. Según el análisis de Deloitte Football Money League 2021, los 20 clubes de fútbol con mayor facturación experimentaron un incremento interanual del 12% en la temporada 2018/2019, acumulando cerca de 9.300 millones de euros. Podríamos decir que la industria futbolística era rentable antes de la pandemia. Y lo será, seguramente, en su recuperación. Factores como las interrupciones de las ligas, la no venta de entradas, los ingresos por los derechos de retransmisión son factores que afectan a la baja.

Para los inversores nacionales acostumbrados a trabajar con el Ibex, invertir en equipos de fútbol puede ser una buena alternativa para maximizar y diversificar la cartera. Y por último, si le gusta el fútbol, le será más fácil percibir o vislumbrar las subidas o bajadas a partir de los resultados, fichajes o competiciones. Si bien tiene una elevada volatilidad, la gestión dinámica de las posiciones (largas o cortas) puede suponer el éxito de sus inversiones.

Hasta aquí, todo lo expuesto ha sido en base a clubes de fútbol que no son españoles, pero todo cambia. Todo se renueva. No hay ningún equipo español que lo haga, de momento.

Para la mayoría de los clubes españoles que cumplan los requisitos para una posible entrada en Bolsa, su entidad jurídica como SAD o club deportivo sería una barrera de entrada. Dejando de lado las posibles diferencias legislativas, todos ellos deberán buscar de alguna manera cómo conseguir dinero urdiendo y haciendo malabares entre el control laboral, jurídico, financiero o tributario. Si bien la condición jurídica puede ser diferente de un equipo a otro, lo que tienen en común es que la pandemia les ha hecho replantearse los mismos objetivos.

Las opciones para ir en busca de financiación podrían ser la microfinanciación o crowdfunding, la emisión de ICO (initial coin offerings), o la salida en bolsa.

Gracias al equity crowdfunding liderado por Fellow Funders, el Intercity de 3ª división ya tiene 1,2 millones de euros. Está ronda de financiación empezó cuando el equipo estaba en regional preferente. Una vez haya acabado la pre-IPO para su salida, cotizará en el mercado alternativo de valores Euronext Access, donde sus aficionados podrán comprar una parte de su club. La alineación de esta jugada maestra será unir el aspecto emocional de sus seguidores con el económico, rentabilizando su propio club, invertir en futuros jugadores y, mejorar las instalaciones con vistas a su ansiado ascenso a 2ª A.

De diferente forma, el RCD Espanyol ya ha estado mirando opciones para salir a cotizar en la Bolsa de Hong Kong. El fichaje estrella de su delantero, la colaboración con la empresa Rui Dong Sport para abrir academias de formación y, el numero de aficionados son variables a estudiar para decantarse por una salida en Bolsa en Japón. La Juventus, por su parte, salió a Bolsa en Italia ya que su número de aficionados era mucho mayor allí que en el resto del mundo.

La Bolsa es un mundo de oportunidades y esta incertidumbre temporal hará que muchos clubes investiguen otras alternativas de rentabilidad o fuentes de financiación. Dinamismo en su máxima esencia y como la vida misma: las mejores experiencias y las mayores ganancias están arraigadas a nuestras emociones.

Mar Meneses es psicóloga ejecutiva

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