La apuesta de FCC por el ladrillo: del control de Realia a la pretendida toma de mando en Metrovacesa
El grupo de Carlos Slim cerró 2021 con un movimiento por el que pasó a consolidar su filial inmobiliaria
Carlos Slim y su círculo de máxima confianza están detrás de cada paso que da FCC, en la que controla un 74,2% y lleva de la mano a la histórica accionista Esther Koplowitz. Y la opa lanzada esta mañana sobre Metrovacesa no es, ni mucho menos, una excepción. La compradora pone 283 millones sobre la mesa para saltar del 5,4% del capital a un 29,4% en una operación cocinada en México. Se espera que el mexicano considere esta nueva aventura mucho más que una mera participación financiera y quiera asentarse en el consejo de administración de una firma actualmente controlada por Santander y BBVA.
La entrada de Slim en FCC, entre finales de 2014 y princios de 2015, se produjo cuando la española bordeaba la quiebra y en este país, inmerso en la crisis financiera y con la banca destrozada por su exposición al inmobiliario, era impopular apostar por el ladrillo. Sin embargo, el magnate nunca ha dado la espalda al negocio de la promoción.
Mostró confianza en la reanimación de Realia y ahora sube en Metrovacesa hasta un umbral en que, de momento, evita una opa por el 100%. FCC se puede permitir la vuelta al crecimiento: ha consolidado el beneficio y un alto margen de ebitda del 16,9%, lo que se traduce en dividendos y búsqueda de oportunidades. La compañía completó el ejercicio 2021 ganando 580 millones, el doble que en 2020 al apoyarse, entre otras palancas, en la consolidación de las firmas inmobiliarias Realia y Jezzine.
Slim comenzó a mover sus fichas en el inicio de 2020, entrando en Metrovacesa y en Quabit
Los 283 millones que pretende desembolsar, como máximo, por Metrovacesa están ya avalados por la banca y respaldados por una liquidez de 1.535 millones entre efectivo y equivalentes en manos de FCC. Los 7,80 euros por acción ofertados se ajustarán a la baja, ha advertido la compradora ante la CNMV, en caso de que Metrovacesa pague dividendos durante este proceso abierto esta mañana. La prima es del 20% respecto al cierre del pasado lunes.
El propietario de Grupo Carso y América Móvil empezó a mover sus fichas en el arranque de 2020. Justo antes del estallido de la pandemia se hizo con un 3% inicial en Metrovacesa por 44 millones. Al precio pagado entonces, el 24% pretendido ahora costaría 352 millones y no los 283 millones que oferta.
Un mes antes, en enero de 2020, irrumpió en la inmobiliaria Quabit con idéntica participación del 3%. Las dos participadas estaban a precios de saldo aunque contaban con planes de crecimiento y activos por desarrollar.
Sin barreras a la vista
Desde el punto de vista de FCC, este movimiento que sacude esta mañana el sector inmobiliario no debe pasar el examen de órganos de competencia a la vista de que “no constituye una concentración económica en el sentido de las normas sobre control de concentraciones”. Tampoco se someterá al filtro del Gobierno al no constituir “una operación sujeta a autorización de inversiones extranjeras directas” en virtud de lo establecido en la Ley 19/2003, de 4 de julio, sobre régimen jurídico de los movimientos de capitales y de las transacciones económicas con el exterior. Y es que, el sector inmobiliario en que actúa Metrovacesa “no tiene carácter estratégico en el sentido de la referida normativa”, ha argumentado FCC ante la CNMV.
FCC venía de reforzarse en el inmobiliario a finales del año pasado. En octubre FCC Inmobiliaria alcanzó un acuerdo con Control Empresarial de Capitales (CEC), instrumental de Slim, para adquirir un 13,12% del capital de Realia por 83,9 millones. Esa inversión facilitó una posición de control (50,1%) y su consolidación. Además, se incorporó el 100% del capital de Jezzine, sociedad patrimonial en renta propiedad 100% de una filial de CEC.
Como resultado, FCC elevó su control sobre FCC Inmobiliaria, hasta un 80,03% y entró en la actividad de patrimonio en renta. Las cifras de ventas del área inmobiliaria subieron de 35 a 147 millones, mientras que el resultado bruto de explotación creció de 3,8 millones en 2020 a 40 millones de euros en 2021.
La deuda financiera neta a 31 de diciembre alcanzó los 3.225 millones de euros, lo que representó un aumento de 428 millones. Realia y Jezzine aportaron 889,7 millones. La última posición de deuda financiera bruta declarada es de 4.945 millones, un 16,4% más que en 2020 (966 millones por la consolidación de Realia y Jezzine).
Pese a este salto en el inmobiliario, FCC tiene sus verdaderos motores de ebitda en las divisiones de Servicios Medioambientales y Gestión del Ciclo Integral del Agua (Aqualia), que aportan el 74% del beneficio bruto de explotación, por el 26% que procede de las actividades vinculadas a la construcción y gestión de infraestructuras, a la producción de materiales asociados y al negocio inmobiliario. Este último aportó un 3,6% de los más de 1.126 millones de ebitda declarado por FCC.