Estrategias defensivas para invertir en un entorno bélico
Los fondos que tenían coberturas ante fuertes caídas bursátiles están funcionando especialmente bien
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha pillado a los mercados financieros con el paso cambiado. Todas las casas de análisis señalaban hace dos mes que el gran riesgo de 2022 era la inflación y el progresivo desmantelamiento de las políticas monetarias. Y citaban las tensiones entre Rusia y Ucrania como un riesgo geopolítico secundario.
Contra todo pronóstico, la guerra abierta se ha desatado en plena Europa, en unas maniobras militares que no se veían desde la Segunda Guerra Mundial.
Ante este escenario, ¿cómo puede actuar un pequeño inversor? ¿Qué ocurrirá con los principales activos financieros? ¿Cuál es el mejor refugio donde dejar nuestros ahorros?
Hace unos años, las respuestas a estas preguntas habrían sido más evidentes: destinar una parte de la cartera a comprar oro (el activo refugio por excelencia); comprar bonos de los países considerados más seguros (Suiza, Alemania o Estados Unidos); atesorar efectivo... Pero ahora no. La prolongada política de bajos tipos de interés y compra masiva de deuda ha alterado los mercados y las soluciones para proteger las carteras deben ser más quirúrgicas.
Ángel Olea, socio y director general de Abante Asesores, explica que en su caso han lidiado con esta situación contratando coberturas. “Ya las hemos ido deshaciendo, pero han permitido amortiguar mucho las caídas en nuestros fondos mixtos”.
Las coberturas son derivados financieros que permiten ganar dinero cuando la Bolsa cae. También se utilizan como contrapeso en fondos de Bolsa o fondos mixtos, para reducir la exposición al riesgo y moderar la volatilidad.
Otra estrategia muy utilizada por los gestores ha sido ir vendiendo posiciones y aumentando el nivel de efectivo de las carteras. Una mayor liquidez también reduce el riesgo. Ahora bien, su uso debe estar muy medido, especialmente en un entorno inflacionista, en el que los precios están subiendo a una tasa del 5-6% anual. Una estrategia excesivamente defensiva puede conducir a tener una rentabilidad negativa en términos reales.
Fondos flexibles
En tiempos tan convulsos, tener un buen gestor de fondos con plena libertad de movimiento es una garantía. En España, uno de los más reputados con este perfil es Luis Bononato. Su fondo Global Allocation, de Renta 4, está logrando una rentabilidad del 9% en lo que va de año, combinando una cartera con muchísima liquidez (hasta el 70%) y rehuyendo la Bolsa y otros activos de riesgo. También ha mantenido posiciones en oro y plata, que le han restado algo de rentabilidad.
Otro fondo idóneo para estos momentos de volatilidad es el Cartesio Y, un vehículo mixto flexible, muy orientado a la preservación del capital. En lo que va de año ha logrado esquivar las pérdidas. Sus gestores han combinado una cartera con casi un 50% de liquidez, con una apuesta por la deuda subordinada bancaria y solo un 30% de Bolsa.
Baja volatilidad
Belgravia Delta, un fondo gestionado por Carlos Cerezo, también está logrando capear el temporal. Se trata de un fondo con un objetivo no garantizado de sacar entre un 4% y un 6% de rentabilidad, pero con un enfoque neutral al mercado. Esto quiere decir que intenta alcanzar esa meta en cualquier situación de las Bolsas, utilizando posiciones cortas.
En sus últimos datos públicos indicaba que tenía el 40% en liquidez y una posición neta de renta variable de solo el 9% del fondo. Sus apuestas bursátiles por Inditex, Siemens, Universal Music o Sanofi le están funcionado.
Materias primas
Una de las pocas certezas que tienen las guerras es que suelen producir un encarecimiento de los productos básicos. En este caso, el petróleo está disparado por encima de los 100 dólares y el gas, el aluminio o el níquel también están marcando máximos. Algunos fondos están muy especializados en compañías del sector energético que pueden verse beneficiadas de este movimiento de precios.
Dos de las gestoras españolas más reputadas, Azvalor y Cobas AM, tienen una posición muy amplia en estos sectores. El fondo Azvalor Internacional ha logrado un retorno del 12% en lo que va de año con sus posiciones en compañías petroleras y mineras, entre otras. Y Cobas Selección, que se revalorizó un 32% el año pasado, también está aguantando las correcciones de las últimas semanas mejor que sus rivales.
También hay algunos fondos más especializados, como el vehículo Igneos Fund, de Diego Parrilla, que ha tratado de construir una cartera de activos “anti-burbujas” y “anti-crisis”, con una cartera de metales preciosos, bonos del Tesoro EEUU y opciones a largo plazo. Los dos últimos años han sido difíciles para el fondo, pero en las últimas semanas la estrategia se está poniendo en valor, con un retorno del 13,2% en el último mes.
Bolsa de calidad
Javier Galán, gestor de fondos de Renta 4 (una firma que administra 10.000 millones de euros en activos) recuerda que los mercados financieros también se sobreponen a los conflictos bélicos. “Hemos vivido muchas crisis y, a largo plazo, el mercado recupera todo. La Bolsa sube siempre por tres motivos: el crecimiento demográfico, por la inflación positiva y por el incremento de la productividad, y eso se seguirá dando en el tiempo”, explica.
Fondos como el Seilern Growth Quality, el MFS Global Equity o el Morgan Stanley Global Branch, cada uno con un estilo propio, tienen en cartera compañías multinacionales, con poca deuda y con una sólida posición de mercado, que pueden empezar a ofrecer buenos rendimientos una vez que la crisis de Ucrania se vaya encarrilando.