¿Ha llegado el momento de aplicar el nuevo Mecanismo Red de Flexibilidad y Estabilización del Empleo?
Las empresas están aplicando ya medidas laborales de flexibilidad interna en el contexto de la crisis en la cadena de suministros
La industria manufacturera no atravesaba un buen momento cuando estalló la crisis pandémica debido a las tensiones comerciales entre EE.UU. y China y a los problemas del sector del automóvil. Cuando en marzo de 2020 irrumpió la crisis del Covid-19, el cierre de las actividades no esenciales afectó a la mayor parte de las ramas manufactureras, sufriendo el sector un desplome de producción y ventas, viéndose las empresas obligadas a recurrir a los ERTE para amortiguar temporalmente la destrucción de empleo.
Una vez transcurridos los meses más duros de restricciones, cuando ya se iba produciendo la progresiva reincorporación de las personas trabajadoras a sus puestos de trabajo, varios factores impactaron en el sector, incrementado los costes de producción. El aumento de la demanda y los cuellos de botella en la oferta de ciertos bienes derivaron en el desabastecimiento de semiconductores, microchips y materias primas plásticas, ocasionando disrupciones en las cadenas de suministro. A esto se sumó, además, la escalada del precio de las materias primas y el transporte por diversos motivos geopolíticos.
Todas estas circunstancias han acabado incidiendo en la inflación, toda vez que las empresas se han encontrado ante el dilema de asumir estos mayores costes sin repercutirlos en el precio final del producto, con el impacto que ello tiene en su cuenta de resultados, o hacerlo. Esta última circunstancia les hace ser, en ocasiones, menos competitivas en el mercado al incrementar el coste final del producto y, por consiguiente, les perjudica en su productividad.
Este fenómeno, iniciado a principios del 2021 en el sector manufacturero, se ha trasladado ya a otros sectores y ha ocasionado un repunte histórico del IPC en España desde septiembre de 2021 (6,5 % interanual a diciembre de 2021) y en el resto del mundo (7 % interanual a diciembre de 2021 en EEUU y 5 % de media interanual a diciembre de 2021 en la zona euro), hasta el punto de que el Banco Central Europeo se está replanteando ajustar determinadas medidas económicas implementadas durante los peores momentos de la crisis de la COVID-19 para frenar esta escalada de precios ya global.
Ante esta tesitura macroeconómica, las empresas del sector manufacturero, y otros sectores, están aplicando ya medidas laborales de flexibilidad interna no en el entorno COVID-19, sino en el contexto de la crisis en la cadena de suministros, por ejemplo, modificaciones de jornadas y turnos de trabajo, suspensiones y reducciones de jornada, cambios funcionales, movilidades geográficas...
Pero ¿existe algún mecanismo jurídico laboral adicional y de nueva creación que pueda implementarse ya a fin de frenar esta crisis pre-estructural y que acabe de ayudar a las empresas a ajustar sus volúmenes de actividad y costes a las circunstancias macroeconómicas complejas que hemos resumido muy sucintamente?
La respuesta es sí. Una de las grandes novedades del Real Decreto-Ley 32/2021, de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reforma laboral, la garantía de la estabilidad en el empleo y la transformación del mercado de trabajo es la creación del llamado nuevo Mecanismo RED de Flexibilidad y Estabilización del Empleo. Este instrumento, una vez activado por el Consejo de Ministros, permitiría a las empresas, previa autorización de la autoridad laboral, aplicar medidas de reducción de jornada y suspensión de contratos de trabajo, con bonificaciones en las cuotas empresariales a la Seguridad Social que podrían alcanzar el 60% (o más si así lo aprueba el Consejo de Ministros) y el acceso de las personas trabajadoras afectadas a una prestación social similar a la de desempleo (sin consumir la prestación por desempleo).
Una de las dos modalidades de este Mecanismo RED, la denominada “cíclica”, está prevista para “cuando se aprecie una coyuntura macroeconómica general que aconseje la adopción de instrumentos adicionales de estabilización, con una duración máxima de un año”.
Si bien podría pensarse que la crisis que atraviesa el sector manufacturero es una coyuntura macroeconómica sectorial, lo cierto es que, si analizamos el entorno socioeconómico en el que nos encontramos, cabría entender que estamos en un escenario de coyuntura macroeconómica general, de manera directa e indirecta, que aconseja la adopción de instrumentos adicionales de estabilización y que, por tanto, habilite a la activación del Mecanismo RED.
Por todo lo anterior, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿no estaríamos ante una coyuntura macroeconómica general que aconsejela activación del Mecanismo RED de Flexibilidad y Estabilización del Empleo por el Consejo de Ministros?
Beatriz Prieto Panadero, asociada senior de Laboral de Deloitte Legal, y Xavier Pallarés López, socio de Laboral