El Ibex rebota un 1,7% y corona los 8.700 puntos con la rebaja de las tensiones bélicas
Las Bolsas europeas se dejan llevar por las compras
El repliegue de las tropas rusas desplegadas en la frontera con Ucrania y la caída del precio del crudo sirvieron de oxígeno a los mercados. Aunque las tensiones geopolíticas están lejos de desaparecer, la tregua en la escalada de las tensiones fue aprovechada por los inversores con la renta variable como el activo más beneficiado. Después del batacazo sufrido el lunes, el Ibex 35 rebotó un 1,68%, una subida que no borra las pérdidas del 2,55% registradas el lunes, pero que permite al selectivo español recuperar la barrera de los 8.700 puntos. Por la mínima la Bolsa española logra sacudirse las pérdidas en lo que va de 2022. No obstante, Sergio Ávila, analista de IG se muestra pesimista con el futuro del selectivo y considera que en los próximos meses prolongará la tendencia bajista que lleva registrando desde 2017.
El comportamiento de la Bolsa española siguió la estela de sus homólogas europeas. Las tensiones geopolítica y las expectativas de normalización monetaria no pasan factura a la confianza de los inversores alemanes. Esto unido a la mejora del contexto internacional permitió al Daz alemán sumar un 1,95%. El Cac francés avanzó un 1,86%; el FTSE británico, un 1% y el Mib italiano, un 2%. La corriente compradora se vio reforzada por Wall Street. El Dow Jones cerró con una subida del 1,22%, mientras que el Nasdaq se anotó un 2,53%.
Los analistas de Credit Suisse señalan que una resolución negociada del conflicto se traducirá en una caída de la volatilidad y de la aversión al riesgo. En este contexto tanto la Bolsa como la renta fija repuntarían mientras los precios del petróleo y del gas bajarían. “Este resultado sería positivo para el crecimiento económico y ayudaría a que las tasas de inflación europeas se normalizaran”, remarcan.
Los analistas de DWS apuntan que el escenario con el que trabajan sigue apuntando a un aumento duradero del riesgo subyacente, en lugar de nuevas escaladas militares significativas. Los gestores confían en que las actividades diplomáticas continúen. A pesar del nerviosismo vivido en las últimas jornadas, desde la firma no encuentran razones para cambiar su perspectiva constructiva.
A diferencia de lo sucedido el lunes, la mayoría de las cotizadas del Ibex 35 se contagiaron de la alegría. Pero por encima de todas destacó Siemens Gamesa que sumó un 6,66% después de conocerse que el fondo Union Investment, uno de los principales accionistas de Siemens Energy, da el visto bueno para que esta última se haga con el control total de la firma española. Rovi subió un 4,82% después de lograr la autorización para comercializar su fármaco frente a la esquizofrenia en la UE. A cierta distancia se situaron las firmas turísticas. IAG avanzó un 4,11%; Amadeus, un 2,7% y Meliá, un 2,88%. Escaparon a los ascensos Naturgy (-1%), Red Eléctrica (-0,91%) y Bankinter (-0,89%).
El triunfo de la vía diplomática y el compromiso de Rusia de seguir suministrando recursos a Europa se tradujo en una caída del 3,34% del Brent, hasta los 93,26 dólares. Aunque los precios del oro negro continúan en máximos de 2014, el petróleo firmó su peor sesión desde finales de noviembre. Por su parte, los futuros del gas en el mercado holandés se desplomaron un 16,2%, hasta los 67,6 euros por megavatio hora. La caída del precio de las energías ayuda a frenar las presiones inflacionistas, una de las principales amenazas para los mercados este año.
La caída de las materias primas no fue suficiente para incentivar el recorte en las rentabilidades de la deuda. En una jornada en la que el Tesoro colocó 1.900 millones en letras a tres y nueve meses, el rendimiento del bono a 10 años superó la barrera del 1,3% por primera vez desde enero de 2019. Por su parte, el bund repuntó al 0,3%. Los analistas de IG consideran que los bancos centrales llegan tarde en las subidas de tipos. Sergio Ávila sostiene que un repunte acelerado de las tasas para contener la inflación podría ser un “freno relevante” en el crecimiento económico. El BCE podría verse obligado a poner fin a las tasas cero más rápido de lo previsto, ya que, en un contexto de mejora económica, de subida de salarios y de los precios de la energía, es difícil cumplir el objetivo de inflación.