Reyal Urbis deja desierta la macrosubasta de activos y divide la venta en lotes
Busca maximizar el valor disgregando la cartera. Entre los activos se encuentra la cadena Rafael Hoteles
Reyal Urbis no ha visto suficientemente interesantes las pujas por su primera gran subasta de activos y ha dejado el proceso desierto. Esta inmobiliaria – el mayor moroso de Hacienda y en fase de liquidación controlada por el juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid– ha decidido cambiar la estrategia y trocear esa cartera en venta por la que pedía 220 millones de euros. Ahora, sacará al mercado varios lotes más pequeños para maximizar los ingresos, según confirman fuentes del sector inmobiliario.
Tras el verano, tal como adelantó en agosto Cinco Días, Reyal Urbis preparó el lanzamiento de la mayor subasta de activos de su cartera en liquidación. Extendida hasta final del pasado año, las pujas presentadas no han sido suficientemente altas, por lo que la estrategia vira ahora a subastar varios lotes con suelos, oficinas y hoteles, entre otros activos. El sector espera ya para este primer trimestre poder pujar por esas propiedades. De esta forma, se baraja que debido al gran apetito inversor por el inmobiliario, las pujas por determinados activos sean mayores y la suma, por tanto, también lo sea.
En la macrosubasta estaba incluida la cadena Rafael Hoteles, con establecimientos en los barrios madrileños de Atocha, Pirámides y Ventas (Madrid); en Badalona (Barcelona), y el Hotel Pleta (Baqueira Beret). Precisamente está por ver si esa cadena saldrá ahora como un lote conjunto, por un valor cercano a los 70 millones, o se disgrega algún activo, como podría ser el de la estación de esquí pirinaica, un hotel boutique de cinco estrellas.
Entre los activos del gran lote que ahora saldrán de nuevo al mercado se encuentra un edificio de oficinas de la calle Torrelaguna de Madrid, que aloja la sede de Olympic Broadcasting Services del Comité Olímpico Internacional.
Igualmente, el mercado espera suelo de Reyal Urbis en desarrollos urbanísticos en Valencia, Málaga y en Jerez (Cádiz), entre otras ubicaciones.
Reyal Urbis entró en liquidación en 2017, la segunda mayor de España después de la de la también promotora Martinsa-Fadesa. La compañía surgió en 2007, cuando Reyal, fundada por Rafael Santamaría, adquirió Urbis a Banesto por 3.317 millones. Era el momento del boom de promoción de viviendas. En ese caso, el pez chico se comió al grande gracias a un préstamo sindicado. Tras el estallido de la burbuja del ladrillo unos meses después, comenzó la pesadilla de la empresa, hasta que no aguantó más y en 2013 cayó en concurso de acreedores. La deuda rondaba entonces los 4.000 millones siendo Hacienda uno de los principales acreedores.
Precisamente por eso, la Agencia Tributaria fue elegida como uno de los dos administradores, junto al despacho BDO, para gestionar el concurso y finalmente para la liquidación a partir de 2017.
En la primera lista de morosos de Hacienda, publicada en 2015, se pudo apreciar que la inmobiliaria de Santamaría debía 378 millones a las arcas públicas. Desde entonces y hasta agosto de 2021, según ese listado público, la deuda se ha reducido hasta los 340 millones. Por el lado financiero, de las 29 entidades del crédito sindicado original, prácticamente no quedaninguna, ya que esos tickets han ido pasando de mano en mano entre fondos en el mercado secundario.
Sareb es otro de los grandes acreedores de Reyal, con alrededor de 700 millones. Tal como publicó recientemente El Confidencial, también han salido a subasta activos con garantía de la deuda de la sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria.
Al inicio de la liquidación, la inmobiliaria debía alrededor de 3.900 millones y el valor de sus activos rondaba los 1.200 millones, aunque su tasación puede ser mayor debido a la pujanza de la inversión inmobiliaria. Cuenta también con suelo en Ciudad Valdeluz (Guadalajara) y en el futuro desarrollo de Madrid Nuevo Norte.