¿Qué activos inmobiliarios son los favoritos de los inversores?
La confianza en las empresas y fondos se sitúa en máximos, según PwC. Madrid y Barcelona, entre las urbes preferidas en Europa
La confianza entre las empresas e inversores del sector inmobiliario mejora en 2022 a niveles prepandemia. Así se destaca en el informe Tendencias emergentes en inmobiliario, elaborado y presentado ayer por PwC y Urban Land Institute y basado en entrevistas a casi 900 actores del sector en Europa.
“La recuperación se confirma”, asegura Antonio Sánchez Recio, socio responsable de construcción y servicios en PwC. El estudio concluye que a medida que las economías europeas han comenzado a recuperarse de la pandemia “hay un claro repunte en la confianza entre los líderes de la industria inmobiliaria”, aunque muchos todavía están aceptando los cambios radicales en el negocio provocados o acelerados por el Covid-19.
Sánchez Recio indica que Europa está atrayendo más capital hacia el inmobiliario que EE UU y Asia. “Hay demanda de inversión y ganas de comprar”, apunta, aunque reconoce que existe escasez de activos por la disparidad de criterios entre compradores y vendedores. El estudio recoge un máximo en la confianza de los entrevistados, a nivel de 2014, cuando Europa entonces atajaba la crisis de la deuda y en España despuntaban las nuevas socimis.
Como principales incertidumbres en Europa que afectan al sector, PwC señala la ciberseguridad, la inflación y las posibles subidas de tipos de interés. Sánchez Recio señala también algunas estructurales como el efecto de la epidemia en oficinas y activos de retail, el cambio climático y el comercio electrónico. Igualmente, entre los retos sitúa el incremento de los costes de la construcción, la escasez de activos y los objetivos de sostenibilidad.
El informe de PwC también destaca los activos favoritos para los inversores en 2022. Entre los primeros se encuentran algunos pocos habituales, pero en los que se espera mucho crecimiento y mejores rentabilidades. El primero es el de infraestructuras de energía ligadas a activos inmobiliarios, como las instalaciones de autoconsumo en edificaciones. El segundo es el de centros y plantas para las biofarmacéuticas. Le siguen la logística –que sigue impulsada por el incremento del comercio electrónico– y los centros de datos, de moda para las inmobiliarias y en donde, por ejemplo, la socimi Merlin Properties está entrando. En logística, por ejemplo, la directora del fondo Hines afirma que hay un “apetito voraz” y vaticina que seguirá creciendo en España en los próximos años, ya que comparativamente con otros países el stock es menor.
Sin embargo, otros activos más tradicionales –y de mayor volumen de inversión– como las oficinas, las tiendas en ejes comerciales, hoteles y centros comerciales se encuentran entre los que menos interés suscitan.
Sin embargo, Juan Pepa, cofundador del fondo Stoneshield Capital, matiza que aunque en Europa los hoteles sean menos interesantes, en España, como potencia turística, están atrayendo numerosos proyectos. “No estoy de acuerdo en esta visión de que no hay que meterse en hoteles. En España es muy buena apuesta”, asevera. Este inversor también reconoce que ve buenas sensaciones en el inmobiliario en España: “Hay ganas de salir a generar progreso”.
Por su parte, Miguel Pereda, presidente de Grupo Lar y consejero de Lar España, opina que el retail lo ha pasado mal como el sector hotelero, pero se ha recuperado mejor. Y cree que el problema es extrapolar a España el problema de los centros comerciales en EE UU, cuando son mercados muy diferentes, o el mantra de que el ecommerce mata a las tiendas. “Ha pesado más el mantra que el dato”, afirma. De hecho, señala que ahora mismo, estos activos, con bajas tasaciones, son “una gran oportunidad”.
Asimismo, el estudio sitúa a Madrid como sexta ciudad favorita en Europa para los inversores –tras Londres, París, Fráncfort y Múnich– entre 31 urbes y Barcelona destaca en el puesto nueve. “Madrid vive un momento muy dulce”, coincide Chony Martín, consejera de la socimi Arima, quien apunta que las oficinas –cada vez de más calidad– seguirán siendo cruciales tras la pandemia para “crear cultura empresarial”, aunque combinada con la flexibilidad del trabajo.