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Análisis

La cara y la cruz de Credit Suisse y de Horta-Osório

El banquero luso es imprevisible. En Lloyds pidió una baja por estrés nueve meses después de llegar al cargo de CEO, pero logró que el banco volviese a ser rentable. Ahora, en el grupo suizo se mantendrá la hoja de ruta que diseñó en los últimos meses de 2021

La dimisión de António Horta-Osório como presidente de Credit Suisse por saltarse el confinamiento por el covid llega en un pésimo momento para el banco suizo, que había puesto toda su ilusióna en salir de los baches en los que se había metido en los últimos años gracias a la llegada de un banquero con un gran prestigico. Pero parece que Credit Suisse no solo no consigue cerrar sus heridas, sino que se le abren otras.

Al banquero luso tampoco se le dan bien los estrenos en la banca. Ahora, solo nueve meses después de su fichaje, y con todo el accionariado a su favor, tiene que renuncar a su cargo por una falta considerada grave, tras saltarse el confinamiento para asistir a un evento deportivo internacional. Eso sí, ha dejado su marca en el banco. Su plan estratégico, aprobado a finales de 2021, seguirá la hoja de ruta marcada.

Horta-Osório, considerado como uno de los banqueros actuales más brillantes en Europa, ya protagonizó en febrero de 2011 un insólito acontecimiento. Solo 10 meses después de unirse a Lloyds Banking Group como director ejecutivo comunicó que necesitaba una baja debido al agotamiento que padecía, episodio que fue calificado por el diario londinense Evening Standard como la licencia por enfermedad de más alto perfil en la ciudad.

Pese a todo, el banquero, que regresó un mes después, logró que Lloyds, salvado por el Estado, volviese a ser rentable. Emilio Botín y Ana Botín habían confiado antes en el dirctivo luso, primero como ejecutivo de Santander de Negócios en Portugal (BSNP), del que llegó a ser CEO, pasó por la filial de Santander en Brasil, y más tarde en la de Reino Unido. Era la mano derecha de Ana Botín, pero decidió dejar la órbita del grupo Santander.

Credit Suisse, mientras, sigue acumulando demandas e investigaciones por la quiebra del fondo Archegos, que le costó 5.500 millones de dólares (4.800 millones de euros), y del prestamista de la cadena de suministro Greensill. En España, donde lleva más de 30 años, también ha sufrido en los últimos meses importantes pérdidas de directivos.

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