Codere deja de cotizar: historia de una constante destrucción de valor
Cierra 14 años en el parqué capitalizando 10,8 millones. Llegó a valer más de 2.000
Codere cerró este viernes su última sesión bursátil. La compañía de juego, inmersa en su complejo proceso de reestructuración, puso fin a algo más de 14 años ininterrumpidos cotizando en el parqué, y lo hizo con una sesión para olvidar. Sus títulos cayeron un 27,8% y su precio descendió hasta los 0,091 euros, su mínimo histórico, que llevó su capitalización a apenas 10,8 millones. En una empresa que llegó a valer más de 2.000 millones.
Esa última sesión fue un buen resumen de lo que ha sido la trayectoria bursátil de Codere durante esos 14 años. Esta no ha hecho más que reflejar una errática gestión que, durante años, ha inmerso a la compañía en continuas reestructuraciones, capitalizaciones, emisiones de deuda y conflictos judiciales. Desde su debut en Bolsa hasta su cierre este viernes, Codere se ha dejado el 99,998% del valor. Una destrucción total.
La compañía de juego debutó el 19 de octubre de 2007, con una valoración en el entorno de los 1.100 millones. El toque de campana lo protagonizó quien entonces era su presidente y consejero delegado, José Antonio Martínez Sampedro, hoy inmerso junto a su hermano Luis Javier en una retahíla de conflictos judiciales con el actual equipo gestor de Codere: su presidente Norman Sorensen y su consejero delegado, Vicente di Loreto.
El grupo cerró ese 2007 con unos ingresos de explotación de 915,3 millones, lo que supuso un crecimiento del 20% respecto a 2006 por el impacto de la salida a Bolsa, y con un beneficio de 1,9 millones. Su techo de facturación lo alcanzó en 2012, cuando llegó a los 1.664 millones, pero los ejercicios finalizados en números negros han sido minoría. De un total de 14, nueve terminaron en pérdidas, algo que fue una constante a partir de 2012, cuando perdió 168 millones tras deteriorar activos en España por 75. Desde entonces solo acabó un ejercicio, el 2017, en beneficios.
La irregular marcha del negocio abrió la puerta a los continuos vaivenes financieros. En septiembre de 2014 acometió la primera gran reestructuración financiera. Entonces los bonistas ya tomaron el 97,78% de la sociedad y los accionistas se quedaron con el 2%, aunque después los Martínez Sampedro alcanzarían el 19%.
En 2016 se dio una jugada similar, con canjes de deuda y una ampliación de capital por 495 millones. Los acreedores seguían reforzándose y los accionistas perdiendo peso, aunque los Martínez Sampedro. Eso sí, esos continuaban al frente de la gestión del grupo.
Pero esto cambió en enero de 2018. Los fondos con mayor peso en el capital sellaron un acuerdo para destituirlos de sus puestos ejecutivos y tomar el mando de la gestión. Pero Codere ha continuado siendo deficitaria, y con ello el progresivo declive de la acción.
La pandemia ha sido la puntilla y ha llevado al límite a la compañía, que con la nueva reestructuración, que conlleva la liquidación de la sociedad cotizada y da el 95% del nuevo holding luxemburgués a los bonistas, da otra patada hacia adelante. Quién sabe si esta vez sí funcionará.