Europastry reserva 275 millones para compras tras recuperarse del Covid
El fabricante de masas logra en 2021 que su facturación se acerque a los 850 millones de 2019
Europastry se ha recuperado con fuerza en 2021. Su facturación se ha acercado a los 850 millones de 2019, una recuperación que también constará en el ebitda, que cerró en el ejercicio previo al de la pandemia en 140 millones. La compañía ha sacado partido del contexto para refinanciar su deuda, que expiraba en junio de 2022, y se ha dejado un colchón de 275 millones para crecer a golpe de talonario. ING, BBVA, CaixaBank y Rabobank son los grandes artífices de la nueva financiación.
Unos meses antes de que estallara la pandemia, Europastry estuvo a punto de salir al mercado de renta variable. Pero en septiembre de 2019 paralizó la OPV, debido a las turbulencias del mercado y a que las tasaciones no alcanzaban las expectativas de la familia Gallés, que controla el 76,27%, seguida de la gestora de capital riesgo MCH, que tiene el 20,73%, y del consejero delegado Jordi Morral, con un 3%.
ING era el coordinador de la OPV que nunca llegó a ejecutarse ejecutó. La valoración preliminar se fijó entre los 900 y los 1.200 millones. Dos años después, Europastry ha sufrido una montaña rusa en sus cuentas debido al daño directo del Covid-19 en los bares, los hoteles y los restaurantes de todo el planeta.
La empresa fabrica masa congelada para la fabricación de pan y productos de pastelería recientes, de manera que los hoteles, los restaurantes y las cafeterías (horeca) se sitúan entre sus grandes clientes. La compañía logró un ebitda de 90 millones de euros en 2020, frente a los 140 millones del ejercicio anterior. Sin embargo, la recuperación ha sido fulgurante, y en 2021 las cifras, tanto en ventas (686 millones en 2020) como en ebitda, se acercan a las previas al estallido de la pandemia, según fuentes conocedoras de la evolución de los negocios de Eurpastry.
Si la variante ómicron del virus no se interpone en el camino de la recuperación económica, la compañía continuará con su estrategia de crecimiento, tanto orgánico como a golpe de talonario. La compañía está presente en 80 países, dispone de 22 plantas productivas y 27 oficinas de ventas en América, Asia y Europa.
Fuentes conocedoras de la situación señalan que la refinanciación de la deuda ha sido por un total de 800 millones que expirarán en junio de 2025, pero señalan que, de este importe, solo se han empleado unos 525 millones de euros. El resto es munición disponible para salir de compras.
El historial de adquisiciones de la compañía, con sede en San Cugat del Vallés (Barcelona), es extenso. En 2016 compró la valenciana Sualba, en 2017 acordó la compra del 60% de la gallega Ingapan y adquirió el restante 40% en 2019. A finales de 2018 firmó la adquisición la lusa Confetaria Torres.
El apoyo de la banca española al grupo se traduce en la participación en el préstamo de CaixaBank, Sabadell, Santander, Bankinter y Banca March, aunque la operación ha estado liderada por ING, Rabobank y BBVA. Uno de los componentes novedosos es que los intereses de la financiación están ligados a diversos objetivos de sostenibilidad y de medio ambiente, como la reducción de las emisiones de dióxido de carbono CO2 y de la utilización de agua.
Un tipo de interés del 2,25%
- Momento propicio. La compañía ha sabido manejar los tiempos para cerrar una financiación a tipos de interés interesantes. El tramo en euros tiene un margen del 2,25% y el que está en dólares (por 64 millones en esta moneda), del 2,50%. Eso sí, el tipo de interés sube o baja en función del nivel de apalancamiento y del cumplimiento de los objetivos medioambientales. La capacidad de endeudamiento de la compañía estaba limitada a unos 700 millones de euros, según el contrato de financiación que ha sido reemplazado. Las fuentes consultadas insisten en que "la - ampliación se debe a que la compañía quiere tener margen para financiar su crecimiento y afianzar su posición de liderazgo mejorando las líneas de producción y consolidando su plan de expansión".