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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Controlar la espiral inflacionista exige un esfuerzo por parte de todos

CINCO DÍAS

El repunte de inflación que las economías están sufriendo en los últimos meses –y que en España se sitúa ya en el 5,4%– ha comenzado a generar una creciente conflictividad en el seno de las empresas y puede convertirse en uno de los grandes escollos de la negociación salarial. Desde CCOO se propuso ayer acordar incrementos de salario “a dos o tres años” que impliquen la recuperación del poder adquisitivo, “pero que se salgan de la tenaza de la coyuntura actual”, como fórmula para evitar echar leña al fuego de la espiral de los precios y frenar los efectos dañinos de la segunda ronda en la inflación. El sindicato advierte que el tema está generando ya movilizaciones en el marco de la negociación de convenios sectoriales como el de la hostelería o los supermercados, entre otros muchos.

La propuesta lanzada por CCOO tiene el valor de reconocer la magnitud de un problema que, de momento, incluso el propio BCE sigue calificando de coyuntural, pero cuya evolución resulta difícil de prever. Sin embargo, el sindicato se equivoca al defender una solución –acordar la recuperación de la pérdida del poder adquisitivo a dos o tres años– que lejos de contribuir a frenar la escalada de los precios, es un modo de acelerarla. Un escenario de inflación como el que afrontan las economías europeas, que podría propiciar un adelantamiento de la subida de los tipos de interés para enfriar la economía, exige un esfuerzo conjunto dirigido a mantener bajo control los costes productivos. Ello implica un compromiso de moderación por parte de todos los agentes que participan en la conformación de los precios. De parte de las empresas, supone apostar por criterios de prudencia tanto en el reparto de dividendos como en el traslado del aumento de costes de producción al precio final, lo que puede exigir incluso la asunción de un recorte de márgenes; y por parte de los trabajadores un compromiso de contención de los salarios. La única fórmula efectiva ahora mismo para no alimentar la espiral inflacionista es asumir por parte de todos una cierta pérdida de poder adquisitivo, especialmente en un entorno monetario en el que Europa no quiere de momento renunciar al apoyo de los programas extraordinarios de compra de deuda y a unos tipos en el entorno de cero.

Junto a la sombra de la inflación, el desencuentro de los agentes sociales respecto a la reforma laboral augura unos próximos meses de conflictividad en la negociación colectiva. El Gobierno debe renunciar a buscar la salida más fácil en un entorno como este y ejercer de árbitro sensato para tratar de pactar una legislación laboral que estimule y no frustre o ralentice los esfuerzos de recuperación de la economía.

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