El negocio de la minería criptográfica
Minar criptomonedas puede parecer rentable, pero hay muchos riesgos a tener en cuenta
Seguro que la mayoría habréis escuchado recientemente eso de que algún compañero de trabajo, familiar o amigo mina bitcoins o alguna otra criptomoneda. Aunque tiene la fama de ser un negocio altamente lucrativo, hay varios aspectos a tener en cuenta para ver si realmente puede resultar tan rentable como parece.
En primer lugar, hay que saber cómo funciona: minar criptomonedas consiste, básicamente, en resolver un problema matemático a cambio de una recompensa (es lo que se conoce como la Prueba de Trabajo de Bitcoin). Como además se trata de un trabajo complejo y que requiere de un elevado poder computacional, los equipos utilizados necesitan refrigeración continua para seguir funcionando, y cuanto mayor es el desarrollo de la red, mayor es el número de equipos que se necesitan para resolver el problema, porque la dificultad del mismo es creciente. Por ello, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos antes de decidir adentrarse en la minería criptográfica:
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Refrigeración de los equipos – para evitar el sobrecalentamiento, los equipos necesitan estar continuamente refrigerados. Esto incrementa los costes y explica que países como Islandia o Rusia tengan algunas de las mayores granjas de minado del mundo.
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Coste energético – los equipos deben de estar continuamente conectados a la red, 24 horas y 7 días a la semana, lo que hace que los países con un coste energético más bajo sean claros candidatos en el alojamiento de estas granjas de minado.
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Coste de equipamiento – es necesario contar con equipos informáticos suficientemente potentes como para poder realizar las tareas de minería, y eso implica elevados gastos en tarjetas gráficas y otros componentes que no siempre están al alcance.
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Desarrollo de la red – aunque el ejemplo más clásico es Bitcoin, existen otras criptomonedas que utilizan el mismo sistema de minado para generar nuevas unidades de moneda. Cuanto menor sea el grado de desarrollo de esas redes, menor será la dificultad del problema a resolver, y por lo tanto mayor será la accesibilidad para usuarios particulares.
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Cotización de la criptomoneda – dado que la recompensa del minado se entrega en una fracción de la propia criptomoneda minada, la cotización de la misma marcará de forma directa el nivel de beneficio o pérdida del que preste el servicio. De la misma forma, cuanto más ajustados estén los costes de minado, mayor será la rentabilidad obtenida.
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Ritmo de emisión de moneda – algunas criptomonedas, como Ethereum, tienen una emisión ilimitada, es decir, no existe un máximo de unidades que se puedan incorporar al sistema. Bitcoin, sin embargo, no solo tiene una emisión limitada, sino que la recompensa por minar cada fracción de dicha emisión es decreciente con el tiempo, lo que hace que la minería sólo mantenga el mismo nivel de rentabilidad si la cotización de la moneda crece a un ritmo igual o superior al ritmo al que decrecen dichas recompensas.
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Regulación local – tanto los impuestos como incluso la prohibición de los servicios de minería puede reducir de forma significativa las plusvalías obtenidas. En este sentido, países como China llevan tiempo persiguiendo de forma directa estas actividades, aunque no siempre con éxito.
Por todo lo anterior, si bien es cierto que la minería de criptomonedas puede ser muy lucrativa, hay que tener en cuenta que conlleva unos costes muy elevados de componente fijo, mientras que los ingresos son variables y tremendamente volátiles (tanto como la cotización de la propia criptomoneda). De hecho, en las criptomonedas con un mayor grado de desarrollo, la minería solo se encuentra al alcance de grandes empresas, por las enormes barreras de entrada que se plantean.
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