Si puede tener una casa inteligente, por qué conformase con menos
Todo lo que tiene que saber para incorporar la domótica en su hogar
La tecnología nos acompaña en cada paso que damos tanto dentro como fuera de nuestro hogar. Nos facilita el trabajo, los trámites burocráticos, nos trae la compra a casa y dentro de ella nos puede facilitar muy mucho las tareas domésticas, nos aporta seguridad, podemos ahorrar energía y muchas más cosas. Tener una casa inteligente ha dejado de ser una ficción para convertirse casi casi en una necesidad y la domótica, ese conjunto de sistemas y soluciones tecnológicas lo hace posible: nos permite automatizar nuestro hogar.
Un negocio que moverá unos 50.000 millones de euros en 2022, según cálculos del sector y dependiendo de qué cosas automaticemos, la calidad de los equipos y el tamaño de la vivienda nos puede costar desde 700 euros en el caso de un piso pequeño, 2.500 si es una vivienda unifamiliar o superar los 19.000 euros si optamos por un sistema completo de alta gama para una casa o chalé grande.
Basta con seguir unos pequeños consejos antes de convertir su hogar en una casa inteligente.
Antes de domotizar su hogar infórmese, consulte a un profesional especializado y pida presupuesto porque no siempre se necesita automatizar al completo la vivienda, sino solo algunas áreas o elementos concretos, según nuestras necesidades.
En una casa digital, electrodomésticos, funcionamiento de calefacción y refrigeración, iluminación, apertura y cierre de persianas, ventanas, puertas, los sistemas de audio y vídeo o los de seguridad como alarmas, detectores de presencia, de gas, agua otros y todo lo que pueda imaginar se pueden comunicar entre sí y pueden ser activados y controlados de forma remota desde cualquier lugar con un ordenador o teléfono móvil a través de internet.
Según los dispositivos que instale y las zonas que pueda digitalizar podrá programar y controlar el encendido y apagado de las luces o la intensidad de estas, la lavadora o el lavavajillas o aspirador; automatización toldos, persianas o riego de jardín y terraza; calentar la casa o encender el aire acondicionado con el consiguiente ahorro en las facturas correspondientes, entre un 20% y 40%, si instala termostatos inteligentes.
Una cuestión nada desdeñable hoy teniendo en cuenta el incremento de los precios de las materias primas y la factura de la luz.
Dispositivos como contadores inteligentes o de análisis de consumo nos permitirán optimizar el gasto energético y mantener libre de sustos nuestro bolsillo.
Seguridad ante todo
Una de nuestras máximas preocupaciones es velar por la seguridad de nuestro hogar. Hay muchos sistemas de seguridad domótica.
Las cámaras de vigilancia y alarmas son dos de las soluciones más utilizadas, pero hay otras más y muy útiles, sobre todo, para segundas residencias o cuando se van a pasar largos períodos fuera de casa. Hay sistemas que permiten simular la presencia en la vivienda subiendo las persianas y bajándolas por la noche, programando el encendido y apagado de luces. Una manera de disuadir a posibles intrusos; también se pueden instalar sensores de presencia, que detectan automáticamente la entrada de invitados indeseables. Además, se pueden colocar sistemas que detecten humos, fugas de gas o de agua.
Otra ventaja de la domótica es que la mayoría de las aplicaciones de vigilancia se pueden sincronizar con el móvil y tener el control en cada momento y en cualquier sitio de lo que está pasando en nuestro hogar; algo muy útil también para vigilar lo que hacen nuestras mascotas o el cuidado de niños y mayores. Ante cualquier anomalía podemos recibir un aviso o activar una llamada de emergencia o incluso conectarnos con la policía.
Tipo de instalaciones
En el mercado hay varios tipos de instalaciones para convertir su casa en un hogar inteligente. Dependiendo de cómo se transmite la señal es posible distinguir entre instalaciones domóticas inalámbricas, de cable dedicado o bus y de cable compartido o powerline e incluso puede optar por sistemas mixtos. Lo mejor es contactar con un profesional y dejarse aconsejar.
Sistemas inalámbricos. No necesitan obra y son relativamente sencillos de instalar. A tener en cuenta: funcionan con radiofrecuencias y pueden sufrir interferencias.
Cable dedicado o bus. Exigen obras en la casa pero también son más estables, seguras y eficientes y la calidad de señal muy buena.
Cable compartido o powerline. Se comparte el cable de alimentación de otros aparatos eléctricos. Conlleva algunas ventajas en cuanto a la instalación, pero reduce la fiabilidad del sistema.