En qué invierten los fondos españoles ‘pata negra’ en sostenibilidad
La CNMV por ahora solo ha verificado 9 de estos vehículos Invierten en energía, medios de pago y bancos de microcréditos
La inversión sostenible es una tendencia imparable en la gestión de activos y las gestoras llevan meses inmersas en el proceso de clasificación y adaptación de su oferta de productos al reglamento de transparencia (SFDR, por sus siglas en inglés). Entró en vigor el pasado marzo y exige a las gestoras que especifiquen si tienen en cuenta o no la sostenibilidad a la hora de gestionar los activos.
El objetivo es dar claridad a una oferta que ha crecido con fuerza en los últimos años y en la que es difícil verificar el grado de implicación de un vehículo de inversión con los criterios ESG que lleva en su etiqueta. En definitiva, se busca acreditar el compromiso de las empresas en las que se invierte con el respeto al medio ambiente, a la sociedad –en aspectos como las condiciones laborales o la igualdad de género– y al buen gobierno corporativo. El cumplimiento del citado reglamento incluye la clasificación de los fondos que se definen como más sostenibles en los artículos 8 y 9, una información que debe ser refrendada por la CNMV. Y hasta el momento, apenas nueve fondos de los inscritos en la CNMV se ajustan a los parámetros del artículo 9, el más exigente.
Bajo este artículo 9 se engloban los denominados fondos de impacto, que destinan sus inversiones directamente a objetivos de inversión sostenible que deben acreditar y especificar en sus folletos. En el artículo 8 se incluyen los fondos que promueven objetivos medioambientales, sociales o de buen gobierno, para lo que al menos más del 50% de sus inversiones deben demostrar tales características. Hasta el momento hay más de 140 fondos registrados bajo el artículo 8, una reducida cuantía frente a los casi 1.500 fondos nacionales.
CaixaBank Asset Management, la mayor gestora del país, tiene cuatro fondos de inversión registrados en la CNMV bajo el artículo 9. Se trata del CaixaBank Impacto Renta Fija y de los tres fondos de la gama CaixaBank Impacto Renta Variable, fondos mixtos con distintos perfiles de riesgo, que van desde una exposición bursátil de hasta el 30% para el más conservador a una de entre el 50% y el 100% para el más agresivo. Según explica la entidad, los fondos invierten “en empresas cuya actividad está destinada a mitigar los principales problemas sociales y medioambientales identificados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas”.
La exposición de estos fondos de impacto a la renta variable se canaliza principalmente a través de las acciones de la francesa Schneider Electric, especializada en la gestión y automatización de la energía. Es la principal posición en Bolsa –llega al 2,5% de la cartera en el fondo de más riesgo–, junto a las compañías de medios de pago Jack Henry & Associates y PayPal, el banco indonesio de microcréditos Rakyat Indonesia y Aptiv, empresa de tecnología que presta servicios al sector de la automoción. El fondo CaixaBank Impacto Renta Fija invierte a su vez en deuda emitida por la Unión Europea y por el organismo francés Caisse d’Amortissement de la Dette Sociale (Cades), dedicado a la gestión y el reembolso de la deuda de la seguridad social del país.
Santander AM cuenta por su parte con uno de estos fondos, el Santander Sostenible Bonos, que invierte en deuda verde, con un rating mínimo de grado de inversión y denominada en euros. Entre sus mayores posiciones hay deuda de Société du Grand Paris, Engie o KFW.
La gestora Magallanes tiene también un fondo de impacto, calificado bajo el artículo 9, el Magallanes Impacto FIL. Invierte en deuda de entidades microfinancieras de países en vías de desarrollo cuya actividad es financiar, mediante microcréditos, proyectos de personas y comunidades desfavorecidas sin acceso al servicio bancario tradicional. Abanca oferta, también bajo el artículo 9, el fondo Abanca Renta Fija Transición Climática 360. Gestionado por Imantia Capital, tiene un patrimonio de 14 millones de euros.
Algunas gestoras apuntan a cierto retraso en la verificación por parte de la CNMV de fondos bajo el artículo 9. Pero desde el regulador del mercado español puntualizan que no existe retraso y que hasta la fecha se han verificado todas las peticiones. Tan solo hay uno que presentó su solicitud el viernes y está ahora en tramitación.
La adaptación al reglamento SFDR es uno más de los desafíos que supone para la industria. Javier Muñoz Neira, responsable de gestión de activos de KPMG en España, explica que “el sector tendrá que hacer una enorme inversión en datos para la construcción de carteras ESG y ver hasta dónde quiere llegar en su oferta de fondos de inversión sostenible”.