Los votantes son el último freno para el descarrilamiento de Erdogan
Pese a una inflación de casi el 20%, el banco central turco sigue reduciendo los tipos de interés
Pese a una inflación de casi el 20%, el banco central turco redujo su principal tipo de interés al 15% el jueves, al día siguiente de que el presidente Tayyip Erdogan prometiera proseguir esta campaña poco ortodoxa contra los altos costes de los préstamos “hasta el final”.
El desprecio de Erdogan por los tipos no es nuevo, pero el deterioro del contexto amplifica los costes. Pese a que los analistas estaban listos para ello, la bajada de tipos hizo que la lira cayera un 6% y alcanzara otro mínimo histórico frente al dólar. Tras cuatro puntos de relajación monetaria desde septiembre, parece probable que haya más bajadas.
Goldman Sachs cree que Ankara se verá obligada a dar un giro antes de abril, debido al círculo vicioso de la inflación creado por el debilitamiento de la moneda y un tipo real negativo de casi el 5%. Pero la historia sugiere que cualquier cambio de rumbo será temporal mientras Erdogan siga al mando.
Desde la última gran crisis monetaria de 2018, que obligó a una fuerte subida de emergencia, Erdogan tiene menos controles. Ha pasado por tres jefes del banco central desde 2019, ha purgado el comité de política monetaria de cualquier persona remotamente halcón y ha dejado de lado el Ministerio de Finanzas. Todo esto se suma a una represión de gran alcance contra posibles opositores en el poder judicial, los medios y los militares después del golpe de 2016. Pero el daño económico está afectando a su popularidad. Las elecciones están previstas para 2023, aunque podría adelantarlas. Los sondeos dan a su partido y su socio un apoyo del 40%, por debajo del 54% de 2018. Perdería el control del parlamento y posiblemente la presidencia.
La fecha le da una baza nacionalista: en 2023 se celebra el centenario de la república. En contra está la gravedad económica. Desde el intento de golpe, el poder adquisitivo del turco medio ha caído tres cuartos. El banco central tiene una tenencia negativa de divisas, y puede que tenga que mantener a la energética estatal con dólares para seguir pagando el gas. Es poco probable que los votantes dejen impune esta mala gestión.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías