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¿Y tú, qué planes tienes para cuando te jubiles?

Visualizar nuestro futuro e imaginar lo que queremos para esta etapa vital es fundamental para cumplir nuestros objetivos

Quiero… ¿jubilarme frente al mar? ¿Emprender un nuevo proyecto personal? ¿Pasar más tiempo con mi familia? ¿Seguir trabajando, pero a otro ritmo? ¿Vivir como hasta ahora? ¿Cambiarme de país? ¿Ayudar económicamente a mi familia?

Imaginar qué es lo que vamos a querer para cuando nos jubilemos no es fácil. Vivimos en un mundo en el que nos cuesta tomar decisiones sencillas y en el que lo cotidiano nos abruma. Y a esta forma ‘rápida’ de vivir hay que sumarle nuestro propia tendencia natural como seres humanos.

Tenemos estructuras cerebrales de millones de años diseñadas para que pensemos en el corto plazo en primera persona y visualicemos el futuro en tercera persona. Somos seres cortoplacistas y, por norma general, nos suele costar tomar decisiones sobre el futuro, especialmente cuando hablamos de objetivos que pueden ser lejanos, como es el caso de la jubilación.

Esta relación que tenemos con el tiempo nos lleva, muchas veces, a tomar malas decisiones. Decisiones, en muchos casos, precipitadas y erróneas, con un coste alto para nuestro bolsillo, pero, sobre todo, emocional.

¿Y si ya no puedo cumplir mis objetivos?

Proyectar con tiempo nuestro futuro nos va a hacer ganar, precisamente, tiempo. Tiempo para pensar bien en nuestros objetivos. Tiempo para definirlos en nuestra vida y saber cuándo los vamos a querer cumplir. Tiempo para saber qué plan tenemos que poner en marcha para poder alcanzarlos. Tiempo para ver cuánto cuestan, cuánto tenemos en la actualidad y cuánto podemos ahorrar e invertir. Y, sobre todo, tiempo para cambiar lo que ahora estamos haciendo.

Como explica Belén Alarcón, socia de Asesoramiento patrimonial de Abante, reflexionar sobre lo que queremos, sobre nuestro proyecto biográfico, y sacar una foto ordenada de todo nuestro patrimonio y de lo que estamos haciendo en la actualidad nos ayuda a ser más realistas y a comprometernos con ese futuro que queremos alcanzar.

“Con este ejercicio le enseñamos a nuestro yo futuro cuáles son las consecuencias de las decisiones que hoy estamos tomando en el ámbito del consumo, del ahorro y de la inversión y cómo pueden influir en la consecución de nuestros objetivos. Si no nos gusta lo que vemos, estamos a tiempo de cambiarlas y de orientarnos hacia dónde queremos ir”, explica.

Porque tomar las riendas de nuestro futuro es una decisión que debemos hacer hoy. El punto de partida empieza con una simple pregunta: ¿qué planes tengo para mí y para mi futuro?

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