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El interés por los bonos verdes madura entre los inversores

El 47% del bono del Tesoro español fue suscrito por fondos de pensiones y aseguradoras

Getty Images

El interés por la renta fija con sello verde y sostenible queda refrendado con los últimos datos: en el primer semestre se superó a escala global el volumen de emisiones de todo 2020, y Bank of America y Moody’s coinciden en que será un año récord al alcanzar el billón de dólares (865.000 millones de euros).

“El problema del cambio climático tiene una dimensión directamente proporcional al dinero que se necesita para afrontarlo, y en esa labor son necesarios tanto los fondos públicos como los privados. La renta fija será un activo esencial para la industria de la gestión de fondos en esta cruzada”, explica Daniel Karnaus, gestor de Vontobel.

Las previsiones apuntan a un récord de emisiones en 2021

España acaba de comprobar el éxito de este tipo de emisiones con su primer bono verde: el Estado captó 5.000 millones a un plazo de 20 años con peticiones que llegaron a los 60.000 millones, de las que un 92% fueron de inversores internacionales. Desde Spainsif señalan que “es muy relevante destacar que casi la mitad (un 47%) se haya quedado en manos de fondos de pensiones y aseguradoras”. “Son inversores con vocación de permanencia, factor que siempre da una mayor estabilidad a las cotizaciones”, dicen.

Los fondos obtenidos por el Gobierno pondrán la atención en el cambio climático y se centrarán en la energías renovables, el transporte sostenible, la gestión eficiente del agua, la protección de la biodiversidad, la economía circular y la transición energética.

Crecen las estrategias que combinan deuda verde y de transición

Por ejemplo, se destinarán partidas para el desarrollo de infraestructuras públicas para vehículos eléctricos; para la depuración y reutilización de aguas residuales; el aumento de la producción agrícola certificada; la reducción de envases, y la adopción de medidas que fortalezcan y aumenten la resiliencia del litoral frente a los impactos de erosión por inundación en la costa.

“Es alentador que estén claramente alineados a los objetivos de la Unión Europea”, asegura Ronald Van Steenweghen, gestor de fondos de renta fija de DPAM. El experto considera relevante que queden excluidas actividades como la ganadería intensiva o compañías de bebidas alcohólicas, de tabaco y de juegos de azar, de producción y contratación armamentística y mineras.

Los fondos de renta fija contra el cambio climático están al alcance de los particulares

El Estado completa así el círculo de emisiones verdes que iniciaron hace tiempo algunas comunidades autónomas y empresas españolas con bastante éxito.

La deuda pública y privada sostenible ha pasado a ser una alternativa de inversión para los particulares. La mayoría de los fondos de esta categoría combinan las tres iniciales ASG o ESG, que son las siglas en inglés de medioambiental, social y de buen gobierno. Pero los hay donde el peso medioambiental es el más relevante.

VDOS identifica los fondos de renta fija que ponen el foco en el cambio climático; la mayoría de reciente creación. Se trata de Santander Sostenible Bonos; G Fund Global Green Bonds (Groupama); Amundi Responsable Investing Just Transition for Climate; Axa World Funds-Global Green Bonds; DWS Invest Green Bonds; Franklin Green Target Income 2024 Fund, y Amundi Funds Emerging Markets Green Bonds, este último denominado en dólares. Todos requieren una inversión mínima o igual a 6.000 euros y están destinados a financiar proyectos verdes con beneficio medioambiental.

Por otro lado, BNP Paribas destaca cómo está surgiendo un mercado paralelo de emisiones de las compañías que hacen un uso intensivo de CO2. “La idea es ayudar a las empresas a financiar planes que les permitan gestionar los activos en desuso a medida que avanzan en su proceso de descarbonización”, dicen.

En ese sentido, Andrew Lake, gestor de Mirabaud, señala que es necesario tener un enfoque híbrido. “Hay que invertir tanto en bonos verdes como de transición. El sector del petróleo y el gas, los servicios públicos y los bienes de primera necesidad tienen emisiones de C02 muy altas. Por ello, debemos incluirlos en las carteras si queremos cumplir con los objetivos marcados”.

Mirabaud lanzó este verano el fondo de renta fija Global Climate Bond, que invierte en bonos verdes y deuda corporativa de compañías que estén liderando la reducción de sus emisiones de carbono, excluyendo a las de carbón térmico. Destina un mínimo del 51% de la cartera a bonos verdes.

Clave para la recuperación tras el Covid-19

Debut con éxito. La UE colocó su primera emisión de bonos verdes hace un par de semanas por la que obtuvo 12.000 millones a 15 años; las órdenes de compra superaron los 135.000 millones de euros. Los fondos se destinarán a financiar el programa de reconstrucción europeo Next Generation, dotado con 750.000 millones. El 30% del mismo está diseñado para la lucha contra el cambio climático, y es el mayor porcentaje en la historia del presupuesto europeo. Reino Unido debutó en septiembre con la venta de 11.786 millones en bonos verdes, frente a unas peticiones por 117.894 millones.

BCE. El Banco Central Europeo incluirá criterios climáticos en su política monetaria, y se planteará la compra de bonos de empresas que incluyan dichos criterios y que estén alineadas con la legislación de la UE y el Acuerdo de París. El BCE ha participado en el fondo de inversión en bonos verdes del Banco de Pagos Internacionales (BPI).

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