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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Todo es poco para generar ahorro y capitalizar la economía

El imán de los fondos, sean de pensiones o de inversión, debe estar en la rentabilidad, que se puede perseguir con el cambio de fondo y de gestora sin coste alguno

CINCO DÍAS

La reforma radical que el Gobierno ha aplicado a los fondos de pensiones amenaza con paralizar la generación de ahorro para el retiro, puesto que ha convertido un generoso incentivo que dependía de decisiones individuales en un instrumento solo disponible para decisiones colectivas, siempre mucho más difíciles de tomar. El ensayo, más propio de esquemas de prueba y error que de fundamentos científicos, secará las aportaciones a planes individuales de pensiones y no empezará a funcionar con suficiencia en los de empleo. Si como consecuencia se frena la acumulación de ahorro en una de las economías y sociedades más necesitadas de su crecimiento, se comprometerá en paralelo la capitalización de la economía, imprescindible para sostener la inversión y el crecimiento futuro. Y no se resolverá el pilar complementario del sistema de previsión: en España hay en fondos y planes de pensiones 123.000 millones aportados por ocho millones de personas; puede parecer mucho, pero con una longevidad de 20 años tras la jubilación para cada uno de sus partícipes, les aportará la propina de ¡64 euros al mes!

Reducir en un lapso de tiempo tan corto las aportaciones a planes individuales de pensiones deducibles en el impuesto sobre la renta en tanta intensidad (de 10.000 euros al año a 1.500), sin ofrecer alternativa alguna a los ahorradores, frenará en seco la provisión para el retiro. Asunto delicado en un país en el que cada vez es más difícil de ocultar la necesidad de recortar las prestaciones de la Seguridad Social, dado que la afluencia voluminosa de perceptores en los próximos años por la llegada de los nacidos en los sesenta y setenta del pasado siglo genera déficits crecientes difíciles de absorber.

Dar por hecho que las aportaciones individuales se trasvasarán a planes de empleo es tener un conocimiento solo aproximado de cómo funcionan las relaciones industriales y cuál es la estructura de costes laborales. Es muy complicado que las empresas se comprometan a hacer aportaciones contundentes a los fondos de empleo para el retiro de sus plantillas si no hay compensaciones generosas, dado que supondría un incremento del coste laboral. Únicamente una rebaja paralela de las cotizaciones podría movilizar las aportaciones.

Entre tanto, los particulares deberán buscar alternativas. El tratamiento fiscal de su ahorro era un atractivo estímulo que ahora desaparece, y que solo puede ser paliado en parte por el mejor trato de las plusvalías de un fondo de inversión tradicional, que tributa como renta de capital. Pero más allá de tales ayudas y de la promesa de una comisión de gestión muy baja, el imán de los fondos, sean de pensiones o de inversión, debe estar en la rentabilidad, que se puede perseguir con el cambio de fondo y de gestora sin coste alguno.

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