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Plan de incentivos

La cúpula y los empleados de Glovo se repartirán un bonus de 55 millones en la OPV

La empresa deberá liquidar los planes de incentivos, del 2% del capital Los fundadores harán plusvalías con la venta de sus acciones

Óscar Pierre, consejero delegado y confundador de Glovo; Sacha Michaud, cofundador de Glovo.
Óscar Pierre, consejero delegado y confundador de Glovo; Sacha Michaud, cofundador de Glovo.

Glovo trabaja en su salida a Bolsa para el año que viene. La operación marcará época, tanto por tratarse del primer unicornio español en saltar al parqué como por su tamaño, de más de 2.000 millones. Pero también dejará los bolsillos llenos no solo de sus accionistas, sino de su cúpula directiva, sus empleados y algunos asesores, a los que se les abrirá entonces la posibilidad de liquidar un plan de incentivos dotado con 55 millones de euros.

En sus seis años de vida Glovo ha tratado de atraer empleados y directivos a la compañía ofreciéndoles la posibilidad de aprovechar el potencial de la compañía, que está ya presente en más de una veintena de países. La firma ha desplegado varios planes de retribución de los que disfrutan algunos empleados y sus directivos, entre los que destacan sus dos fundadores: Sacha Michaud y Óscar Pierre, su consejero delegado.

Estos, que funcionan como stock options, son planes que otorgan a sus beneficiarios –según la compañía, “empleados, consejeros y asesores”– unas opciones que podrán convertir en acciones. El último de estos planes, que fue aprobado en abril por la junta de socios, supone que los directivos y empleados puedan hacerse con el 2% del capital.

El objetivo de estos planes de remuneración es, según afirma la propia compañía, “ofrecer a determinados empleados, colaboradores y ejecutivos” formar parte de un plan retributivo cuyo objetivo es “favorecer la creación de valor para la sociedad”.

Estos planes de incentivos solo se activan, eso sí, si la compañía alcanza determinados hitos. Estos son la fusión de la compañía, la venta de activos sustanciales, la entrada de un nuevo socio mayoritario, la distribución de dividendos o, en última instancia, una salida a Bolsa.

Provisiones

Precisamente, Glovo ya trabaja de la mano de Morgan Stanley y Uria Menéndez en una posible salida a Bolsa para 2022, tal y como publicó este periódico el pasado 1 de octubre. Los buenos resultados propiciados por la pandemia (con una facturación que superó en 2020 los 350 millones) han acelerado el proceso. Por tanto, la compañía refleja en sus cuentas que considera posible que se cumplan estos hitos en el medio plazo. Y hace un cómputo de cuánto se deberá de gastar la empresa en remunerar a sus directivos y empleados en ese momento, de acuerdo al número de personas adscritas a estos incentivos y a la valoración de la compañía, que supera ya los 2.000 millones de euros.

Estas cuentas anuales recogen una provisión por 55,48 millones, a cierre de 2020. Es la cantidad que la empresa preveía en ese momento que se tendría que gastar para cumplir con ese plan de incentivos ante una potencial OPV o venta a un tercero. En el último año la firma incrementó esa provisión en 13,81 millones, que suman a los 41,67 millones con los que contaba a finales de 2019.

La salida a Bolsa será también una oportunidad no solo para liquidar ese bonus, sino también para que los directivos que son además accionistas –como los dos fundadores o el fondo Seaya Ventures, comandado por Beatriz González, que apoyó a Glovo desde el inicio y tiene un asiento en el consejo de administración– puedan vender sus títulos con elevadísimas plusvalías.

Actualmente, el primer accionista de Glovo es su competidor alemán Delivery Hero, con un 47% del capital según las cuentas anuales. El resto está atomizado en una pléyade de fondos de venture capital, como GP Bullhound, Drake Enterprise (propietario de la cadena de pizzerías Papa John’s), Korelya, Pernod Ricard y Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi. También están presentes Luxor Capital (accionista significativo de Delivery Hero) y Lugard Road Capital, que entraron en la última ronda de financiación, en la que la compañía captó 450 millones.

Las empresas que caminan hacia la Bolsa

Renovables. El mercado prevé que el sector de la energía verde vuelva a ser en 2022 el gran caladero de posibles salidas a Bolsa. Además de las dos operaciones frustradas de 2021, Capital Energy y OPDE, el mercado se mantiene atento a los planes de Repsol para su filial verde, donde baraja también dar entrada a un socio. Igualmente observa los movimientos de Iberdrola con su negocio de eólica marina, que el presidente, Ignacio Sánchez Galán, ya ha afirmado que estudia segregar. En el radar están también otras operaciones más pequeñas, como las de Factor Energía y Windar.

Cirsa y Glovo. Son los dos únicos candidatos no renovables a la Bolsa en 2022. Por el momento. En Cirsa, Blackstone estudia su desinversión cuatro años después de hacerse con el grupo de juego de manos de Manuel Lao.

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