El Banco de Noruega sube tipos y marca un punto de inflexión en las economías desarrolladas
Decide el primer incremento tras la pandemia y avanza una nueva subida en diciembre
El camino hacia la normalización de la política monetaria ha comenzado en las economías desarrolladas. El Banco de Noruega ha decidido hoy subir los tipos al 0,25%, en el que es el primer incremento del precio del dinero desde el estallido de la pandemia entre los 10 bancos centrales del mundo con mayor volumen de negociación de sus divisas.
“La normalización de la economía ahora sugiere que es apropiado comenzar una normalización gradual de la política de tipos de interés”, ha señalado el gobernador del banco central noruego Oystein Olsen. La institución ya había sugerido en junio un alza de tipos a la vuelta del verano y hoy ha añadido que será muy probable una nueva subida en diciembre. Así, su previsión apunta a que los tipos estarán en el 1,25% a finales de 2022.
Por lo pronto, Noruega finalizará así el año con los tipos en el 0,5%, a la vanguardia de los bancos centrales de las economías desarrolladas. Aun así, su nivel de tipos de interés todavía quedará lejos del 1,5% en que estaban en enero de 2020. En el mes de marzo de ese año, el Banco de Noruega los rebajó al 1% y, en ese mismo mes, aceleró el recorte al 0,25%. En mayo del año pasado los dejó en el 0%, donde han estado hasta hoy.
La decisión del Banco de Noruega se conoce un día después de la esperada reunión de la Reserva Federal estadounidense, que apuntó a un tapering para noviembre, y es el paso más contundente en la gradual normalización de la política monetaria que han iniciado los principales bancos centrales del mundo. Aun así, el Norges Bank ha sido una excepción ya que no llegó a dejar los tipos en negativo ni a lanzar programas de compras de deuda durante la pandemia. El PIB de Noruega apenas se contrajo el 2,5% en 2020 y su banco central espera que crezca al 3,9% este año y al 4,5% en 2022.
El Banco Central de Suiza también se ha reunido en la mañana de hoy y ha decidido mantener sin cambios su política ultraexpansiva, dejando los tipos en el -0,75%, al tiempo que ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento, a un alza del 3% del PIB este año. También los ha mantenido sin cambios el Banco de Inglaterra, en el 0,1%, que deja inalterada igualmente su política de compras de deuda. Y ha recortado a la baja su previsión de crecimiento en el tercer trimestre, reflejo de las restricciones en los suministros.
En su cita de ayer, la Fed anunció que está preparada para iniciar la reducción de las compras de deuda, sugiriendo un inicio del tapering en el mes de noviembre, y apuntó a una primera subida de los tipos de interés ya el próximo año. Si en julio solo 7 de los 18 miembros del FOMC contemplaban un incremento de los tipos de interés oficiales en 2022, en esta reunión dos miembros más apostaron por ella, lo que supone que la mitad del Comité espera ahora que los tipos de interés comiencen a subir en el año que viene. Los futuros indican ahora que hay más de un 70% de probabilidad que la primera subida tenga lugar en diciembre de 2022.
El camino hacia la normalización de su política monetaria será mucho más largo para el BCE, que en 2023 todavía seguirá lejos de haber alcanzado su nuevo objetivo de estabilidad de precios del 2%, ya que su propia estimación apunta a un IPC en la zona euro del 1,5% ese año. La institución que preside Christine Lagarde sí ha anunciado este mes un ajuste a sus compras mensuales de deuda, que seguirán a un ritmo inferior a lo registrado desde marzo. El BCE poner fin al plan especial de compras antipandemia, por 1,85 billones de euros, en marzo de 2022.
El Banco Central de Brasil también subió ayer los tipos de interés al 6,25%, en la que es la quinta subida consecutiva este año que deja el precio del dinero en su mayor nivel en dos años. Estos ascensos responden a los esfuerzos por controlar la inflación, en el 9,8% en tasa interanual. A diferencia de los bancos centrales de países desarrollados, los de economías emergentes sí han emprendido el camino de las subidas de tipos y su respuesta ante la pandemia quedó muy lejos de la contundencia de la emprendida por la Fed o el BCE.
Aplanamiento de la curva de deuda
Los primeros pasos para acabar con la era de tipos cero que impera entre las grandes economías no ha pillado por sorpresa a los inversores. Las lecciones aprendidas de los errores de crisis pasadas están permitiendo a los bancos centrales proceder a la retirada sin que las Bolsas y la deuda sufran grandes sobresaltos.
El mejor ejemplo de esta corriente fue el comportamiento registrado por la renta fija estadounidense. Como sucedió el miércoles al término de la rueda de prensa de Powell, fueron los plazos cortos los que recogieron en mayor medida el efecto. La rentabilidad del bono a cinco años repuntó hasta el 0,92%, el mayor incremento diario desde finales de junio. Con este ascenso, el diferencial entre la deuda con vencimiento en 2026 y el bono a 30 años cae de los 100 puntos básicos y se sitúa en su nivel más bajo desde julio de 2020. Por su parte, el rendimiento del bono a dos años tocó máximos de julio al pasar del 0,21% al 0,25%. Todo ello está contribuyendo al aplanamiento de la curva de deuda, un movimiento que los expertos esperan que se prolongue a medida que los bancos centrales vayan rebajando el apoyo a las economías.
Aunque los mayores ascensos se produjeron en los tramos cortos, los de mayor duración no quedaron al margen. La rentabilidad de la deuda a 10 años se aproxima a la barrera del 1,4%, un nivel que continúa estando a cierta distancia de los máximos anuales registrados marzo (1,74%) cuando comenzaron a cobrar fuerza las voces que apuntaban a la retirada de los estímulos para poner freno a la inflación.
Como si de un efecto dominó se tratara, el repunte de las rentabilidades tuvieron su reflejo en el mercado europeo. El bono alemán a 10 años concluyó en el -0,258%, niveles de julio, mientras la deuda al mismo plazo de España e Italia cerró en el 0,37% y el 0,72%, respectivamente, frente al 0,31% y el 0,66% previo.