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El riesgo de contagio por Evergrande castiga a la gran banca con caídas de hasta el 7%

IAG y BBVA, cara y cruz del selectivo

Evergrande
Belén Trincado / Cinco Días

La Bolsa española no escapó a la corriente bajista. Aunque el Ibex 35 logró moderar las pérdidas gracias al tirón de las turísticas, los descensos de la banca llevaron al selectivo a concluir con una caída del 1,2%, a cierta distancia del 2,39% que registró en niveles intradía cuando llegó a perder la cota de los 8.600 puntos. El temor de que Evergrande no pueda hacer frente al pago de su deuda pesó con fuerza en la banca, un negocio con fuerte presencia en el Ibex 35.

En sintonía con sector bancario europeo (-4,25%), los representantes españoles registraron notables descensos. En su regreso al Eurostox BBVA cayó un 7,48%. Le siguieron Santander (-4,8%), CaixaBank (-4,1%), Sabadell (-3,66%) y Bankinter (-3,26%). Solo por encima de los bancos se situó ArcelorMittal. El temor a que Evergrande acreciente la desacleración en China, principal demandante de recursos básicos, llevó a la acerera a retroceder un 7,7%.

La cara opuesta la representaron las turísticas. IAG se disparó un 10,68%; Amadeus, un 4% yAena, un 2,2% después de conocerse que EE UU permitirá la entrada de viajeros europeos vacunados en noviembre.

La salida de los inversores de la Bolsa contrasta con el buen desempeño de la renta fija. Después de varias sesiones de repunte de las rentabilidades, ayer los rendimientos de la zona euro retomaron la tendencia bajista. El bono español a 10 años pasó del 0,35% al 0,33% mientras el alemán al mismo plazo cayó al -0,32% desde el -0,28%.

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El temor a la quiebra de Evergrande acelera las caídas de las Bolsas

Aunque China está mostrando signos de proporcionar liquidez al sistema y de alentar a los proveedores y acreedores a dar tiempo para una liquidación más controlada, las dudas que se ciernen sobre Evergrande sirvieron de corrección. Con el Hang Seng (-3,3%) en mínimos de un año, el resto de índices europeos y estadounidenses se sumaron a las caídas. El Dax alemán retrocedió un 2,3%; el Cac francés, un 1,74%; el Mib italiano, un 2,6% y el FTSE británico un 0,86%. Wall Street moderó las pérdidas al cierre y su principal indicador, el Dow Jones, bajó un 1,78%.

En una semana en la que todas las miradas apuntan a los bancos centrales, Evergrande se enfrenta a una prueba de fuego que permitirá comprobar cómo de profunda es su crisis de liquidez. Después de haber anunciado el retraso de los pagos a bancos y proveedores, la segunda inmobiliaria china deberá abonar los intereses de dos pagarés que vencen el jueves. Junto a ellos, tendrá que desembolsar 83,5 millones en intereses de un bono en dólares a cinco años al 8,25% y 36 millones de dólares en un bono doméstico.

Por delante tres jornadas, pero ya este lunes los inversores empezaron a poner en precio un eventual impago. En una sesión en la que las principales Bolsas asiáticas permanecieron cerradas, Evergrande cayó un 10,24%, hasta los 2,28 dólares hongkoneses, unos descensos que en niveles intradía rozaron el 19% con sus acciones en mínimos de 11 años.

Las caídas no se limitaron a la Bolsa. En el mercado de deuda, el bono que vence en marzo de 2022 se desfondó hasta el 27% del nominal mientras su rentabilidad se disparó al 594%, lejos del 13,66% que registraba a comienzos de año.

Las dudas sobre su viabilidad no se circunscriben a 2021 (-84%). La pérdida de confianza de los inversores y acreedores se agravó en 2020 tras el intento fallido de sacar a Bolsa su filial inmobiliaria Hengda. Los ingresos que preveía obtener iban a ir destinados a reducir su deuda, que alcanza los 305.000 millones de dólares (260.167 millones de euros). Por si el endeudamiento no fuera suficiente, los litigios que mantiene con proveedores y acreedores unido a los temores de desaceleración y las medidas aprobadas por el Gobierno para enfriar el mercado de la vivienda han agravado los problemas. El temor a un posible impago lleva a muchos a especular con la posibilidad de que Evergrande sea el nuevo Lehman Brothers.

Desde UBP creen que un impago incontrolado sería potencialmente sistémico para China. “El rescate directo por parte del Gobierno y los elevados costes sociales asociados a un impago son incompatibles con la iniciativa china de prosperidad común. Lo más probable es que se produzca un proceso de impago apoyado por el Ejecutivo”, señala Norman Villamin, Director de Inversiones de UBP.

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