Europa debe afrontar de forma conjunta la crisis de las materias primas
Es un factor añadido de riesgo inflacionario que puede ralentizar el crecimiento de las economías comunitarias, todas ellas muy dependientes de las importaciones
Entre los riesgos más concretos que amenazan la recuperación económica en la UE, destaca el efecto que está teniendo sobre la industria manufacturera la escasez de materias primas y de bienes de equipo. La combinación del rápido deshielo de la actividad económica mundial y el intenso repunte del consumo, junto a las tensiones que vive el transporte marítimo, han generado un creciente desabastecimiento y una preocupante subida de precios en los materiales básicos, especialmente en sectores como el de los semiconductores, los productos químicos, los plásticos, la madera o los metales industriales. La consecuencia directa de esta tormenta perfecta ha sido la aparición de cuellos de botella en la industria –la del automóvil ha sido una de las primeras en experimentarlos– que no están afectando por igual a unas y otras economías, pero que en conjunto están perjudicando la actividad del 40% de las manufactureras europeas. Los datos, del pasado julio, muestran que mientras en el caso de Alemania el porcentaje de empresas afectadas llega al 70%, en España se sitúa, de momento, en un 22%.
La brusca caída de la oferta de materias primas y bienes de equipo y la fortaleza de la demanda ha dado lugar muy probablemente a un desajuste meramente coyuntural, pero sus consecuencias pueden ser muy serias si los cuellos de botella en las fábricas, que ya se han traducido en incrementos notables de precios de producción en algunos sectores, se mantienen en el tiempo y afectan a otras ramas de actividad, como el transporte, el comercio al por mayor o algunos servicios profesionales.
Aunque algunas de estas disfunciones se corregirán de forma espontánea por los flujos y reflujos del mercado, otras están relacionadas con el efecto negativo de las políticas arancelarias y de los cupos de importación, lo que apunta a la necesidad de replantear su diseño para tratar de adaptar mejor la producción y el tráfico de bienes a las necesidades reales de las economías. Las tensiones en los precios de las materias primas son un problema que está afectando a toda Europa y un factor añadido de riesgo inflacionario que puede ralentizar el crecimiento de las economías comunitarias, todas ellas muy dependientes de las importaciones. Por eso parece razonable comenzar a pensar en una estrategia integral europea que garantice el abastecimiento de la industria y proteja a la UE de una amenaza que puede poner en jaque el ritmo de la recuperación.