La gasolina baja por segunda semana pero aún es un 21% más cara que hace un año
El precio del combustible se encarece un 2,3% en el verano. la mayor subida en el periodo estival desde 2012
Con la operación retorno de las vacaciones a la vuelta de la esquina, el precio de la gasolina baja por segunda semana consecutiva hasta los 1,415 euros el litros, según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea publicados este jueves referentes al lunes 23 de agosto. Pese a ello, la subida acumulada desde que comenzaran los desplazamientos estivales a principios de julio es del 2,31%, una cifra que se sitúa por encima de la que se registró hace un año en el mismo periodo (+1,8%).
El precio del diésel también cae por segunda semana consecutiva, aunque en mayor medida, y se sitúa en los 1,26 euros el litro, lo que supone un encarecimiento del 1% en los últimos dos meses, una cifra inferior al alza registrada en el mismo periodo del año pasado, cuando su coste aumentó un 2%.
Todo esto se traduce en que el consumidor pagará 77,8 euros por un depósito medio de gasolina de 55 litros, casi dos euros más que cuando lo llenó antes del verano. En comparación con la operación retorno de 2020, el coste sube 13 euros, frente a los 64 que se pagaba entonces.
En el caso de los vehículos diésel, llenar el depósito costará 69 euros, algo menos de un euro por encima del gasto que suponía al comienzo del verano y 11 euros por encima de lo que costaba hace un año.
La subida registrada desde finales de junio es, además, en el caso de la gasolina, la mayor desde 2012, cuando el repunte fue del 12%.
En las últimas dos semanas, el precio del combustible ha registrado un descenso del 0,35% para la gasolina y del 0,79% para el gasóleo, pero estas caídas son solo un pequeño bache en comparación con la evolución en lo que va de año. La primera se ha encarecido un 19,4% y el segundo, un 17,9%.
Asimismo, el precio del combustible está en máximos de varios años. En el caso de la gasolina, el pasado 12 de julio se situó por encima de la barrera de los 1,4 euros el litro por primera vez desde 2014 y ahí se ha mantenido desde entonces. En el gasóleo, hay que remontarse a finales de 2018 para ver los niveles actuales.
Este ascenso va de la mano del aumento de los precios del barril de petroleo Brent, el crudo de referencia en Europa, que se revaloriza más de un 36% en 2021 en una escalada que ha puesto contra la pared a la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) para aumentar la producción de oro negro.
La recuperación económica derivada de la eliminación de las restricciones a la movilidad con el avance de la vacunación frente al Covid-19 ha hecho que los recortes de producción decididos al comienzo de la pandemia sitúen la oferta de crudo por debajo de la cada vez mayor demanda de petróleo, incrementándose así los precios del combustible. De hecho, a principios de agosto, la Casa Blanca solicitó a la OPEP+ que acelerará la reducción de dichos recortes –que ya han comenzado a eliminarse– porque la subida del precio del combustible podía poner en peligro la recuperación económica.
Con el estallido de la pandemia, el Brent llegó a caer en abril de 2020 hasta los 19 dólares el barril. Aunque el año pasado logró recuperarse y cerrar en los 51,8 billetes verdes, el fuerte impulso se ha producido en 2021, cuando ha alcanzado niveles de octubre de 2018 al cruzar la frontera de los 77 dólares a principios de julio.
En términos del precio del combustible, la subida de estos meses no es tan abultada pues el importe final no está determinado tan solo por el coste del crudo y, además, los cambios de este se ven reflejados con retraso en la factura del consumidor. En España, el 54% del precio final de la gasolina depende de los impuestos, mientras que en el caso del importe del diésel, las tasas representan un 46%.