Menos comisiones bancarias, menos estrés
Algunos clientes pueden preferir un modelo de suscripción en el que saben cuánto pagan cada mes por los servicios
El estrés es un factor ineludible y a lo largo de nuestras vidas hacemos frente a un sinfín de situaciones que nos provocan ansiedad. Sin duda, una de las principales fuentes generadoras de estrés es el dinero. De hecho, las preocupaciones financieras nos provocan tanto estrés como pasar por un divorcio. La posibilidad de perder el trabajo, que no nos concedan un préstamo o tener que hacer frente a un gasto inesperado como una avería del coche nos genera auténticos quebraderos de cabeza.
Si el dinero es uno de los motivos por los que la gente sufre mayor estrés, ¿qué podemos hacer para reducirlo? La respuesta no es sencilla ni única, pues cada persona lidia con el estrés financiero de forma distinta y, claro está, en función de su situación económica personal. No obstante, todos podemos coincidir en que tener un buen conocimiento y control de nuestras finanzas ayuda. Y mucho.
También muchos estaremos de acuerdo en que vivimos en la era del super-suscriptor. Televisión, periódicos, fitness, moda o hasta pañales...el pago de una tarifa plana por un contenido o servicio se extiende a casi todas las industrias. Las suscripciones son cómodas, responden a nuestras necesidades y gustos –y no al revés– y nos permiten tener más control y flexibilidad en nuestra forma de administrar el dinero. Es decir, este modelo de consumo nos ayuda a gestionar y entender mejor los productos y servicios en los que gastamos dinero, dado que se trata de pagos recurrentes, sin sorpresas y sin letra pequeña.
A pesar de que todavía existe una brecha generacional, la demanda por servicios de suscripción va a seguir creciendo y se extenderá de manera generalizada a otras áreas más allá del entretenimiento y el ocio, como pueden ser la salud o los servicios financieros. El modelo de banca freemium –ofrecer un servicio básico de calidad de forma gratuita y dar la opción a los clientes que lo deseen de pagar una cuota fija por servicios de valor añadido– cuenta ya con muchos adeptos en nuestro país y sigue creciendo. Algunos clientes bancarios españoles se plantearían cambiar a un modelo de banca de suscripción y pagar una cuota plana mensual si esta fuera igual o menor a lo que paga hoy en comisiones.
En el contexto actual, marcado por la persistencia de los tipos negativos y la caída de los márgenes, vemos cómo los bancos tradicionales continúan subiendo las comisiones que aplican a sus clientes. La media de las tarifas que cobran las 13 principales entidades del país por mantener una cuenta, sin tener otros productos contratados, se sitúa en los 140 euros anuales, según la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin). Estas comisiones, cuyos precios y condiciones cambian con frecuencia, generan rechazo e incertidumbre entre los clientes bancarios porque no se entienden como un verdadero servicio que les aporte valor alguno. Y, además, siempre perjudican a los clientes menos vinculados con la entidad en cuestión.
Así, en la actualidad es prácticamente misión imposible abrir una cuenta en un banco tradicional sin tener que hacer frente a costes de mantenimiento, a menos que se ingrese la nómina, se domicilien recibos o se contraten fondos de inversión, planes de pensiones u otros productos. Por ello, los clientes de banca de todas las edades y niveles socioeconómicos comienzan a plantearse si no les aportará más valor –y menos estrés financiero– un modelo de suscripción en lugar de las tradicionales comisiones ocultas y letra pequeña.
Muchos españoles y europeos están descontentos con sus bancos de toda la vida. Esto no es nuevo. Pero la política de subir comisiones y endurecer las condiciones a sus clientes para compensar la caída de los márgenes de negocio –en vez de ayudarles a que la gestión de su dinero sea más sencilla, transparente e intuitiva– bien pudiera ser la gota que colme el vaso. Si los bancos tradicionales quieren seguir siendo relevantes deben adaptarse a las demandas de los nuevos consumidores, facilitando al máximo la vida y las finanzas de sus clientes, en vez de convertirse en una fuente adicional de estrés para ellos.
Marta Echarri es 'Managing Director' de N26 España y Portugal