El empleo se acerca a la cantidad pre-Covid, pero se aleja de la calidad
Sigue habiendo un colectivo demasiado numeroso que no trabaja porque no puede, y uno no menos numeroso que lo hace en condiciones que no desea
La recuperación económica impulsada por el proceso de vacunación al que hacía referencia el presidente del Gobierno el jueves en su balance veraniego de situación contiene variables muy consistentes y otras que lo son menos. Mientras que los niveles de producción tardarán al menos un año completo en recuperarse, los de empleo nominal se acercan a los que había antes de la pandemia en términos cuantitativos. Incluso hay ya sectores de actividad y territorios con los niveles de 2019 recuperados, como hay empresas con negocio multinacional que han recogido ya este semestre resultados como los de antes de la pandemia. Es de esperar que, en los trimestres venideros, si nada se tuerce en materia sanitaria y se culmina la vacunación, se produzca una aceleración adicional de la actividad, tanto por la activación de proyectos de inversión como por la explosión del consumo tras el embalsamiento de ahorro por parte de la población que no ha perdido el empleo.
Pero en materia de ocupación la recuperación, si bien es más rápida que en crisis anteriores por la naturaleza puramente coyuntural y atípica de la crisis, responde a cánones parecidos a los de otros procesos cíclicos, con los mismos defectos, pero corregidos y aumentados en algunos casos. En el año completo que va de la primavera de 2020 a la de 2021 la creación de empleo ha respondido como un resorte a la destrucción del confinamiento, marcando incluso niveles de actividad propios de la normalidad. La ocupación se acerca a los veinte millones de personas con un avance de casi medio millón entre abril y junio y más de un millón en doce meses, aunque el paro sigue anclado en los 3,5 millones de personas y más del 15% de los dispuestos a trabajar, según revelan la Encuesta de Población Activa.
Pero llama la atención que la recuperación de la variable más social de la economía se haya sostenido sobre un avance del empleo temporal del 19,2%, frente a un recorrido de solo el 2,6% del fijo; o que el trabajo a tiempo completo, el que genera rentas completas, haya avanzado un 4,4%, mientras que el de tiempo parcial, el que genera medias rentas, avance a tasas anuales del 14,05%, con un colectivo de casi tres millones de personas, mayoritariamente mujeres, trabajando con jornada reducida. Este deterioro de la calidad revela que las empresas rescatan empleo con desacostumbrada cautela, sea por la debilidad de la demanda de sus bienes y servicios, sea por temor a un nuevo episodio crítico. En definitiva, sigue habiendo un colectivo demasiado numeroso que no trabaja porque no puede, y uno no menos numeroso que trabaja en condiciones que no desea. Razones suficientes para confirmar las normas laborales que generan actividad y corregir las que generan desigualdad de trato.