La pandemia acelera el ‘boom’ de la braga faja
Las mujeres optan por prendas de lencería más cómodas y versátiles
Comodidad ante todo. La pandemia, los meses de confinamiento y el teletrabajo han acelerado una tendencia que ya venía gestándose en los últimos tiempos, como es la comodidad y la aceptación de cada mujer tal y como es. Antes de marzo de 2020, en los escaparates de las firmas de lencería ya lucían tímidamente prendas que se alejaban del canon catalogado como sexy: la ropa interior de talle alto, o lo que es lo mismo, la braga faja, iba ganando espacio. En este tiempo, la comodidad y el hecho de que la mujer se sienta a gusto con las prendas que usa, incluida la interior, que puede ser utilizada sin ningún complejo para disimular algún gramo de más, ha vencido la batalla.
Hasta las Kardashian, máximo ejemplo de exhibición corporal, o Victoria’s Secret, cuyo concepto de moda siempre es el de menos tela es más, con profusión de encajes y piel al descubierto, se han subido al carro del ajuste de faja y del concepto de mujeres reales. Un paso en este sentido ha sido el fichaje, por parte de la firma estadounidense de los famosos ángeles, de la modelo Ali Tate Cutler, con una talla 44. “Hoy en día, la moda también consiste en aceptar el cuerpo de la mujer, porque ya no estamos en la moda de los cuerpos perfectos y las medidas perfectas, sino con las mujeres que aceptan y asumen su cuerpo”, explica la directora creativa de la firma francesa Eres, Marie-Paule Minchelli, quien asegura que lejos de tendencias, “la braga de cintura alta es una pieza muy cómoda, que ofrecemos desde hace mucho tiempo y estamos muy contentos de ver que a las mujeres les gusta esta forma”.
Porque si algo hay de cierto hoy es que la mujer se viste como quiere, “por ilusión, por diversión o por comodidad, dependiendo de nuestras prioridades y nuestro estado de ánimo”, explica Nuria Sardá, responsable de la firma que fundó su padre, Andrés Sardá, el empresario que revolucionó la ropa interior de las mujeres en España en los años noventa, quien asegura que nadie debe echarse las manos a la cabeza, “porque la braga alta no quiere decir que sea una prenda ortopédica, al contrario, es una prenda muy moda que tanto escogen las mujeres que sí quieren verse más recogidas, como las que desean una prenda muy tendencia que les aporte un look diferente y más fuerte”.
Aclarado esto, afirma que a raíz del confinamiento y de la pandemia han surgido tanto la tendencia de la naturalidad, con las prendas cómodas y versátiles, como, por otro lado, las prendas muy de fantasía, “que nos suban la moral, que nos hagan sentir mejor y que nos animen”. Y en los próximos meses “vamos a vivir un momento de explosión, de ganas de vivir, de salir del confinamiento en el que nos vamos a vestir por placer”, explica Sardá.
Sobre esta tendencia, añade Minchelli, es el mercado del prêt-à-porter el que marca el camino, debido al resurgimiento de los pantalones vaqueros de cintura alta, a la vez “que se buscan ahora piezas que se puedan conservar durante mucho tiempo, invirtiendo menos pero mejor, de forma más responsable y sostenible”.
El talle alto responde, asegura la directora de marketing de Women’secret, Anna Aubert, a la comodidad y a la funcionalidad, algo que esta pandemia ha acentuado. “Durante el confinamiento se vendieron más que nunca prendas de algodón, en línea con la naturalidad que busca la mujer, como también se han vendido tops cómodos y sin varillas. Las braguitas altas, tanto en ropa interior como en traje de baño, siguen la tendencia retro”, explica Aubert, que se queda con los más importante, con el hecho de que la “mujer acepta el cuerpo tal y como es, con naturalidad, y porque la comodidad no está reñida con la belleza”.
Después del mayor encierro que se conoce hasta ahora, “las mujeres han llevado piezas cómodas en casa, y ahora también quieren llevarlas en la ciudad, porque la idea es que cada persona se sienta bien con su cuerpo, y eso incluye la lencería”, añade Minchelli, quien no duda en recomendar este tipo de ·bragas por su comodidad, ya que llega hasta la cintura, no corta el estómago, además de mantener el calor en invierno”. Y cree que este fenómeno será duradero, ya que si algo se ha descubierto con esta crisis sanitaria es que es importante volver a lo básico, a consumir menos pero mejor. “La moda también sigue esta tendencia, invertimos en piezas que conservamos a largo plazo. En Eres es algo que proponemos desde hace años, y es un fenómeno que perdura desde su creación”, añade.
Para Núria Sardá, en cambio, las modas siempre son pasajeras, reflejo de lo que la sociedad actual demanda, aunque también considera que la elección de las prendas dependerá de cada mujer, la ocasión y lo que le apetezca en ese momento. En esta idea coincide la responsable de marketing de Women’secret, quien cree que el tiempo sopla a favor de las mujeres, dada la variedad de prendas disponibles en el mercado.