El Corte Inglés prevé elevar su ebitda a 1.700 millones y reducir un 60% su deuda hasta 2026
La compañía aspira a que el 30% de sus ingresos procedan de la venta online
El Corte Inglés ya tiene deberes para los próximos cinco años. Su consejo de administración aprobó este viernes el nuevo plan estratégico de la compañía con vistas al año 2026, expuesto después en junta de accionistas y que fija los objetivos, entre otros, de multiplicar su ebitda en este periodo y reducir en un 60% su deuda actual. Un plan “ambicioso y realista”, como lo definió su presidenta, Marta Álvarez, para quien el ejercicio 2020, en el que el grupo se anotó sus primeras pérdidas, “ha resultado clave para la transformación de nuestro modelo de negocio y nos ha hecho más fuertes y más sólidos”.
El primero de los objetivos del nuevo plan estratégico, diseñado por Víctor del Pozo, pasa por elevar el ebitda durante los próximos cinco años para alcanzar una cifra de 1.700 millones de euros, un 40% por encima de los niveles previos a la pandemia, algo que además supondría un nivel récord para el grupo. Ni en el periodo más brillante de la compañía, antes de la crisis financiera de 2008, alcanzó esa cota, llegando a los 1.412 millones en 2006. Además, significará multiplicar por 12 el registrado en 2020, muy mermado por la pandemia.
El grupo también se pone como objetivo doblar el resultado neto que obtenga en 2021, aunque no detalló ni dio estimaciones de qué beneficio prevé alcanzar. También buscará reducir un 60% sus niveles de deuda, que a cierre del ejercicio 2021 superaba los 3.800 millones de euros, a través de las desinversiones en activos no estratégicos. Y por último, dará un fuerte impulso a la venta online para que represente el 30% de los ingresos totales. En el último ejercicio alcanzó los 1.800 millones de euros, un 132% más que en 2019 y el 17% de los ingresos totales.
“El futuro de El Corte Inglés se basa en la construcción de un ecosistema de negocios apoyado en una actividad de retail única, que persigue cuatro beneficios: maximizar el valor y la rentabilidad para el grupo; mejorar la competitividad en retail; crear sinergias entre los distintos negocios del grupo, y disminuir los riesgos”, explicó Del Pozo a los accionistas. Este ha definido El Corte Inglés del futuro como un “ecosistema de servicios y negocios, donde las nuevas actividades tendrán un papel relevante. Es decir, una empresa que hace la vida más fácil de las personas al ofrecer la mejor selección de productos y servicios”.
Por tanto, para alcanzar esos objetivos de rentabilidad el grupo se apoyará en sus negocios tradicionales: actividad comercial, viajes tras la fusión de su agencia con Logitravel, seguros y servicios financieros; y en el impulso de los nuevos negocios, como la logística, las telecomunicaciones, la energía, la seguridad y las alarmas, en los que ha hecho su incursión en los dos últimos años.
Recuperación en marcha
Una de las novedades conocidas este viernes fue la alianza con Mastercard para lanzar la nueva Tarjeta El Corte Inglés, que permitirá a sus poseedores utilizarla para pagar en cualquier comercio o servicio, y no solo en las tiendas del grupo como hasta ahora.
“El Corte Inglés está en plena evolución y transformación de nuestros negocios, lo que nos permitirá abordar el futuro con modernidad; obtener nuevas fuentes de ingresos, y conseguir mayor solidez empresarial”, dijo Marta Álvarez.
Esta aseguró que la compañía “está en plena recuperación” y que el primer trimestre del ejercicio 2021, concluido en mayo, cerró “con cifras muy cercanas a las de 2019”, aunque su análisis excluye la aportación de la agencia de viajes, cuya generación de ingresos aún está lejos de los cerca de 2.800 millones que aportaba al grupo antes de la pandemia.
Por otra parte, la junta de accionistas aprobó todas las propuestas hechas por el consejo y que componían el orden del día, como la aprobación de las cuentas de 2020, con unas pérdidas históricas de 2.945 millones de euros, la distribución de un dividendo de 25 millones de euros, o las operaciones con autocartera, incluida la compra del paquete accionarial de Dimas Gimeno y su madre, María Antonia Álvarez, por 145 millones de euros.