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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una temporada larga con precios muy elevados de la electricidad

Los Gobiernos pueden hacer que sea la media de todos los cruces de oferta y demanda de cada día la que remunere a todas las fuentes de generación

CINCO DÍAS

El cruce de la oferta y la demanda en el mercado eléctrico fijó el martes, para el miércoles, el precio marginalista más elevado de la serie histórica, con 106,57 euros por MWh, tras superar los sucesivos máximos anuales marcados este mes y también el que hasta ahora era el pico más alto de la serie, en enero de 2002. Con el encarecimiento de los días transcurridos de julio, y dado que la expectativa es que se mantenga en valores muy elevados durante todo el mes, el cargo en el recibo que soportarán los hogares será seguramente el más elevado de la historia, muy por encima del que marcó en junio. Los niveles alcanzados en las facturas se mantendrán en los próximos meses, seguramente hasta bien entrado 2022 según admiten los expertos y el propio Gobierno, y dejarán en una anécdota bienintencionada la rebaja del IVA desde el 21% al 10% aprobada para este segundo semestre del año, así como la suspensión temporal del impuesto a la generación durante los tres meses de verano. Por tanto, si el Gobierno quiere neutralizar esta fuerte subida en la factura tendrá que tomar medidas adicionales, aunque las herramientas en su mano son cada vez menores.

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica comentó el martes, en un gesto de resignación, que “el Gobierno hace lo que puede”. Ha bajado coyunturalmente los impuestos y es cierto que los peajes que determinan una parte importante de la factura final no se han elevado desde 2018; pero el mercado mayorista, que aporta más de un tercio del peso del recibo, es soberano y marca con el cruce de precios del último formato del mix de generación que entra en funcionamiento tasas muy elevadas por ausencia de aportaciones masivas de las fuentes más baratas. Pero los poderes de los Gobiernos pueden ir más allá, e introducir modificaciones en la determinación del precio, y que sea la media de todos los cruces de oferta y demanda de cada día la que remunere a todas las fuentes de generación, para evitar así un desequilibrio tan abultado, así como las tentaciones de manipulación de la operativa, que en el pasado ha existido, aunque fuese de manera marginal.

El gas natural seguirá subiendo y con más intensidad cuando exista aumento crítico de la demanda, como ocurre ahora; y lo hará cuando exista déficit de oferta de las fuentes de generación más baratas, como ocurre ahora; y la descarbonización seguirá forzando los precios del CO2 a medida que se presione sobre las industrias con más emisiones, como ocurre ahora. Por tanto, la expectativa es de nuevas escaladas de los precios y su estabilización en valores similares a los actuales. Unos valores que ponen la factura para los consumidores finales en niveles nunca vistos por una temporada muy prolongada.

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