¿Quieres crear valor en tu empresa? Esto es lo que necesitas
El experto de LABE resalta la importancia de contar con especialistas en 'Government Affairs’
Los departamentos de Government Affairs están adquiriendo un papel cada vez más relevante y angular en un entorno regulatorio sometido a constantes cambios. Este panorama demanda una alta profesionalización para operar en una red donde los actores, que actúan con velocidades distintas, tienen cada vez más complejos patrones de comportamiento. Por ello, la clave reside en su papel de síntesis y sincronización, donde radica la oportunidad de creación de valor añadido.
Las claves de esta relevante función nos las da Guillermo Martínez, Director de Proyectos y Relaciones Institucionales en Grupo LABE y, anteriormente, Consejero de Presidencia y Participación Ciudadana del Gobierno de Asturias.
¿Cuáles son las funciones de los especialistas en Government Affairs?
1.Aportan metodología, estrategia y conocimiento, de tal manera que se puedan facilitar soluciones con el mínimo impacto interno y, a la vez, con la capacidad ser sostenibles en el tiempo. Es la idea de eficiencia en estado puro. La visión de conjunto y la construcción de un mapa donde se plasma la interacción entre los actores y los escenarios posibles y probables. Comprender lo complejo, huir de lo accesorio y mostrar lo inteligible.
2. Identifican oportunidades y atajan amenazas. Una visión global y externa no es incompatible con la concreción en los análisis y las propuestas, como tampoco lo es en cuanto al compromiso. Es más, desprovee de condicionantes e intereses parciales internos al conjunto de acciones propuestas, aportando una profesionalización completa al ciclo.
3. Acompañan y canalizan la legitima participación en los marcos regulatorios. Influir en las decisiones significa comprometerse con el conjunto, pero también ejercer la representación de los intereses más próximos; un derecho ejercido con transparencia refuerza la propia confianza y obliga a establecer prioridades y evaluar resultados.
4. Ponen a disposición información experta. Ninguna decisión puede será optima si antes no se ha dispuesto de información de calidad y contrastada. Con cambios constantes en los marcos regulatorios y en las dinámicas de las administraciones públicas, que también están en plena transformación, resulta esencial reducir los riesgos y economizar el volumen de información, sustituyéndola por una de más calidad.
5. Incrementan el valor de la marca. La preocupación por la comunicación corporativa implica una más efectiva relación con los medios de comunicación, una cuidada comunicación externa, huyendo, de este modo, de la clásica vocación introvertida de una parte de las empresas. Asimismo, estos especialistas aumentan el valor de la marca apostando por la comunicación interna −la gran olvidada y la que más descoordinaciones genera–. Se trata, en última instancia, de fomentar la gestión de contingencias, capaz de salvaguardar la marca incluso en momentos de crisis reputacional.
6. Tienden puentes y crean vínculos. Tejer alianzas es el mejor medio para reforzar posiciones, pero solo es posible si hay una adecuada elección de socios, si se es capaz de generar confianza y si se cumplen las expectativas mutuas. Es el primer paso para abrir nuevas y futuras colaboraciones. Sólo trabajando con horizontes amplios será posible mantener resultados.
7. Construyen discurso. La huella social de las empresas no es sólo un ejercicio de transparencia y medición, es el compromiso con la sostenibilidad y con el futuro de las generaciones que deberán seguir compartiendo recursos limitados y con repartos más justos. Los verdaderos proyectos de empresa conocen y aplican esta filosofía, pero los niveles de exigencia se siguen desplazando al mismo ritmo que tomamos conciencia del impacto de nuestras decisiones no sólo sobre el mañana, sino sobre mañana.
Sin duda, cultivar el soft power al estilo de Joseph Nye es una apuesta por el valor de la atracción: convencer e influir intentando, a la vez, salvar el peligro de la disrupción de la que advierte Mark Leonard. Atestiguamos una velocidad distinta para instituciones y actores y ciudadanos, que reclaman más agilidad y más respuestas en un entorno cada vez más exigente.
Los departamentos de Government Affairs están comprometidos con los cambios que refuerzan la capacidad de los poderes públicos por resolver esos problemas. Se trata, en definitiva, de mejorar la calidad de los procesos de toma de decisión a través de su capacidad de traducir lenguajes complejos y, a veces, crípticos en otros que pueden ser compartidos por el conjunto de actores implicados. Sintetizar y sincronizar. Grande es el reto.
Guillermo Martínez es director de Proyectos y Relaciones Institucionales de Labe Abogados.