Un semestre para elevar la inversión y el riesgo, pero con el freno de mano
Aunque el escenario es positivo, puede haber episodios de ajuste de valoraciones
La revalorización media de las cotizadas españolas en los seis primeros meses del año, tanto como decir cuánto se han revalorizado los índices del mercado bursátil, es del 9%, aunque los precios de las acciones están, también en media, un 11% por debajo de los niveles previos a la pandemia de Covid. El ritmo de las cotizadas ha sido parejo al que marcaban las restricciones de movilidad y el avance de la vacunación, y lo harán en los próximos meses también al son de la misma música, aunque hay que incluir melodías adicionales que se daban por desterradas, como el riesgo de nuevos rebrotes del virus, o el de una consolidación de niveles desacostumbradamente altos de la inflación.
El crecimiento de la economía esperado para el segundo semestre del año es muy elevado en toda Europa, y también en España, pese a que la campaña turística sigue diezmada por la ausencia masiva de visitantes. Con tal crecimiento habrá una inevitable aceleración de los beneficios de las empresas, y con ella, una revalorización sostenida, aunque buena parte de ella esté ya descontada en los precios actuales de las acciones. Por ello, los expertos aconsejan rotar una parte de las carteras a activos más cíclicos, así como a valores que han estado castigados en exceso por la parálisis de la actividad. Banca, turísticas, hoteleras y aerolíneas son las apuestas ganadoras para los meses que faltan de este año, aunque sin perder de vista los niveles de protección que proporcionan las empresas más defensivas, como las energéticas, las farmacéuticas o las tecnológicas.
Pero no todo será un campo de rosas. La pandemia ha creado problemas antes desterrados que pueden provocar parones en la actividad. En primer lugar, el parón de muchas actividades de primeras materias está generando problemas de abastecimiento y quebrando en parte las cadenas de suministro industrial.
Y en segundo lugar, y en parte consecuencia de esta primera dificultad, está el repunte serio de la inflación, con tasas que superan el 5% interanual en economías como la norteamericana, que pueden quebrar la paz monetaria del planeta si fuerzan a una subida de los tipos de interés en el medio plazo. La economía no está preparada en Europa, y menos en España, para absorber una subida de tipos temprana, tanto por los elevados niveles de deuda de las empresas como del propio Estado. La Reserva Federal ya ha adelantado la fecha de una hipotética subida de tipos a 2023 si la inflación actual se cronifica, pero en Europa, con menos tensiones en los precios, no parece que haya entrado aún la prisa por reforzar el rigor monetario. En todo caso, y aunque el escenario para la inversión es positivo, debe llevarse el freno de mano a mano, puesto que puede haber episodios de ajuste de valoraciones.