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Los pasaportes de vacunación son un remiendo dudoso para viajar

Los Gobiernos de todo el mundo sufrirán quebraderos de cabeza peores en su intento de abrir las fronteras

Getty Images

Los permisos de viaje de la UE recibieron el pistoletazo de salida ayer, pero la variedad de normas en el bloque y el riesgo de rápida expansión de la variante Delta son una receta para la confusión y el retroceso. Los Gobiernos de todo el mundo sufrirán quebraderos de cabeza peores en su intento de abrir las fronteras.

Europa tiene tres criterios para obtener un certificado de vacunación: haber estado infectado anteriormente con Covid-19; estar vacunado, o un test negativo reciente. La información, verificada por las autoridades sanitarias, la suben los pasajeros a una app antes de llegar al aeropuerto. Israel ya tiene en funcionamiento un sistema similar. El estado de New York se ha asociado con IBM para crear un pase para acceder a eventos celebrados en interiores.

Pero las divergencias entre las diferentes normas socavan la viabilidad de estos sistemas. La UE, por ejemplo, permite a cada país establecer sus propias reglas. De este modo, hay 10 conjuntos de requisitos diferentes. Las nuevas variantes más infecciosas también están causando problemas. Alemania anunció la semana pasada una cuarentena de dos semanas para todos los viajeros procedentes de Portugal. La canciller Angela Merkel ha pedido restricciones similares a los británicos.

A escala mundial, las desavenencias se amplían. Los países pueden estar en desacuerdo sobre qué vacunas consideran aceptables. China, Chile e Indonesia, por ejemplo, están usando Sinovac, de fabricación china, que la OMS considera que apenas tiene una eficacia del 51%. En EE UU, la semana pasada las personas vacunadas con AstraZeneca se quedaron sin entrar a un concierto de Bruce Springsteen. Los ciudadanos de países pobres, con un acceso mínimo a la inoculación o sin pruebas fiables, podrían enfrentarse a años de exclusión.

Dada la politización de las vacunas y todo lo que está en juego para la economía, la OMS tiene pocas opciones de construir un consenso global. Los Gobiernos seguirán actuando unilateralmente para proteger a sus ciudadanos y sus economías. Algunos rescindirán permisos sin previo aviso. Los pasaportes de vacunación, al igual que sus titulares, tal vez no consigan alzar el vuelo.

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